Con el olor a guayaba

AutorDubraska Romero

El olor de la guayaba fue su principal inspirador y las huertas que no podían ser trabajadas su principal aliado. No recuerdan el día y mucho menos la fecha en que se les ocurrió convertir su sociedad ambientalista en un negocio. Pasaron de limpiar calles, arreglar escuelas, quitar encharcamientos y plantar árboles, a elaborar productos sin semilla, colorantes y conservadores artificiales.

Así, en medio de la improvisación del grupo de Mujeres Ambientalistas de Jiquilpan -dieciséis en total-, nacieron los productos Campodeli, actualmente distribuidos en tiendas de delicatessen en Guadalajara y Mexicali.

Y están a la espera de que algunos restauranteros y hoteleros decidan incorporar entre sus ingredientes las siete ofertas que integran la línea de esta creciente empresa tapatía.

Su toque mágico: la guayaba que brota en los árboles de Jiquilpan, en el Municipio San Gabriel, que durante mucho tiempo se mantuvo inerte ante la mesura de no efectuar un corte indebido.

" Nuestros familiares no podían trabajar en las huertas porque no convenía cortar lo árboles. Decidimos buscar una solución y empezamos a juntar la guayaba que caía. Empezamos haciendo un rollo con la fruta. Sólo usábamos una pala de madera y un cazo de cobre muy rústico", explica Ana María Labrada, una de las socias.

Originalmente, el nombre de esta empresa fue Productos Naturales de Jiquilpan, pero las integrantes del negocio se percataron de que era muy largo y resultaba engorroso para el cliente recordar la marca, y fue hasta el año 2003 cuando decidieron constituirse formalmente como una cooperativa, ante notario público.

Labrada explica que el capital provino de ellas mismas: 200 pesos por cada una, con los cuales compraron los primero ingredientes y precisa, que el momento más difícil en la empresa fue el cambio de imagen, porque ya estaban en el mercado con un nombre, aunque no estaba posicionado en el gusto del cliente.

" Siempre nos hemos arriesgado, la modificación de la imagen fue una importante. Ha sido un proceso lento. Poco a poco fuimos adquiriendo los implementos. Luego se interesaron en la Secretaría de Desarrollo Social y nos ofrecieron apoyo. Solicitamos un crédito y compramos maquinaria: un bombo, una marmita y un despulpador. Antes todo se hacía a mano. Pese, a ello, no hemos bajado la calidad. Los productos siguen sin...

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