Ojo Clínico / El polémico cromosoma Y

AutorEnrique Goldbard

El balance de los sexos parecía hasta hace algunas décadas una obra maestra de impecabilidad biológica. No había discusión alguna respecto a la posición y alcance tanto del macho como de la hembra humanos. No se ponían en duda los liderazgos en el ámbito familiar, laboral, político, intelectual o eclesiástico, no se cuestionaba el comportamiento masculino aunque sí el femenino, no se hablaba de género, de violencia intrafamiliar, de divorcio, de planeación, de contracepción, de feminismo, mucho menos de acoso sexual. Los "triunfos" de la mujer se reducían a cierto grado de avance en el mundo académico o artístico, algunos logros sufragistas, un poco de independencia de ideas y muy poco de independencia económica.

La esperanza de vida era casi igual para ambos sexos, el hombre moría en la guerra, la mujer en el parto. Hombre y ser humano se empleaban como sinónimos. El Dios occidental era -y sigue siendo- varón.

Para el siglo 21 las cosas han cambiado, no es necesario puntualizarlo. No hay territorio anteriormente reservado para el hombre en el que no exista o no se intente la presencia femenina.

La mujer resulta más resistente al dolor y a muchas enfermedades, vive notoriamente más, demuestra ser más inteligente en diversas situaciones, es más trabajadora, más honesta, menos violenta y parece ser -horror de los horrores- que también es mejor conductora de automóvil.

En la medida en que la mujer ha ido ganando territorio, el del hombre ha ido disminuyendo, como una clásica ecuación de base cero. No hay de hecho ámbito alguno en el que no haya presencia femenina, aún en los terrenos antes vedados por supuestas incompetencias o incompatibilidades. ¿Qué las mujeres y las máquinas no se llevan? Pues no hay cada vez más ingenieras y técnicas. ¿Qué no son tan fuertes o veloces? Tampoco, las deportistas profesionales han ido acercándose gradualmente a las marcas masculinas.

Por otro lado, las actividades clásicas de la mujer no se encuentran "amenazadas" por la presencia masculina, la puericultura, la enfermería, la cocina, las ciencias sociales, siguen contando con una abrumadora presencia femenina.

La esperanza de vida es otro registro que ha sufrido cambios a favor de la población femenina, en los países industrializados la mujer vive de 6 a 7 años más que el varón y para ello intervienen factores de orden biológico y social. La mortalidad de los infantes de hasta 1 año es casi 30 por ciento mayor que la de las niñas, por cada 100 de ellas nacen...

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