OJO CLÍNICO / Sin límite de tiempo

AutorEnrique Goldbard

Como es habitual en nuestro país, los números nunca casan, ni en el censo, ni en la cuenta pública, ni en el recibo de luz y, por lo visto, ni en la báscula.

El 25 de enero de 2011, según un anuncio del Presidente de la República, México alcanzaba el primer lugar mundial en obesidad infantil y adulta. Un año antes, la Secretaría de Salud mencionaba en su página: "(México) ocupa el segundo lugar de prevalencia mundial de obesidad, después de Estados Unidos". En ese mismo año, la OCDE informaría que México se encuentra más bien en primer lugar de ese campeonato de la ignominia. Ahora, en 2012 y de acuerdo con lo que aparece en la página del Centro Médico ABC, la OCDE presenta datos que colocan al País en segundo lugar de obesidad adulta y en cuarto de la variedad infantil. Francamente dudamos que las pseudocampañas contra esta epidemia hayan tenido un efecto -paradójico, por si fuera poco- de tal magnitud y velocidad en la población mexicana.

Más allá de las particularidades nacionales que más que kafkianas ya se han convertido en ionesquianas, habría que decir que la pandemia de obesidad y sobrepeso está lejos de terminar, aun cuando en apariencia se hubiera desacelerado ligeramente. De acuerdo con un grupo de investigadores de la Universidad de Duke en los Estados Unidos, para el año 2030, el porcentaje de adultos obesos de esa nación pasará del ahora 33 por ciento, aproximadamente, a un 42 por ciento. Peor aún, quienes padecen...

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