Ojo Clínico / La bacteria inesperada

AutorEnrique Goldbard

La historia de la medicina está llena de cambios de rumbo, modificaciones en la forma de pensar, firmes evidencias convertidas en humo, medias vueltas, etcétera. No es extraño que aquel descubrimiento, método o medicamento que alguna vez fue motivo de encomio ahora sea motivo de abandono. El médico, antes de prepararse para ejercer las generalidades y especificidades de su profesión, debe siempre estar preparado para ejercer el escepticismo.

La etiología (causa), la fisiopatología (desarrollo), el diagnóstico y el tratamiento de muchas de las enfermedades conocidas desde la antigüedad han pasado por diversos y a veces contradictorios estadios de comprensión, y a pesar de que parecía que ya todo nos era conocido acerca de alguno de estos males, las sorpresas nos esperan a la vuelta de la esquina, en ciertos casos para bien en otros para mal.

Un padecimiento que ha sufrido uno de los más dramáticos aggiornamentos de los últimos años es sin duda la úlcera péptica, cuya importancia se traduce en las siguientes cifras: en los países desarrollados, el 10 por ciento de los hombres y el 4 por ciento de las mujeres han padecido la enfermedad alguna vez en su vida.

Antes de los años 80 del siglo pasado, era del dominio público, derivado de investigaciones no muy sólidas, la especie de que la úlcera péptica podría atribuirse al llamado "estilo de vida", específicamente al consumo de comida condimentada, alcohol y, sobre todo, al estrés. Es más, se había confeccionado toda una hipótesis con enfoque psicosomático en la que se destacaban los llamados "órganos de choque", mismos que sufrían los efectos del estrés y que se veían dañados por la acción constante y repetida de éste. El estómago y el duodeno eran blanco frecuente de esta agresión. Los candidatos a sufrir la enfermedad eran, por lo tanto, personas que transitaban por una existencia agitada, con presiones constantes y hábitos alimentarios descuidados. Esta hipótesis, a pesar de que la relación causa-efecto descansaba sobre bases muy endebles, alcanzó tal popularidad que se fabricó un tratamiento ad hoc de relativa efectividad sintomática, pero de nulo resultado curativo. La recurrencia de la lesión ulcerosa era tan alta, que el paciente...

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