OJO CLÍNICO / Destoxificación

AutorEnrique Goldbard

Una nueva extravagancia recién aparece en México y está dedicada a aquellos convencidos de la salud absoluta, las dietas extremas y de lo natural y orgánico a toda prueba, viene desde el norte -como habitualmente sucede con estas novedades- y se le conoce en inglés con la abreviatura: detox. La intención de esta práctica basada en dietas, suplementos y medicamentos es librar al organismo de toxinas, mismas que supuestamente se encuentran en todo lo que está en contacto con el cuerpo, interna o externamente, desde el agua que bebemos, los alimentos que ingerimos, el aire que respiramos, el estrés al que estamos expuestos, los metales pesados, la radiación de celulares, secadoras de pelo hasta focos y refrigeradores. ¿Suena exagerado? Pues sí, lo es.

Ante este temor disparatado a la enfermedad, aunado a la neurosis por alcanzar el estado físico -y mental- perfecto, cualquier cosa se convierte en amenaza y es gracias a esta ansiedad permanente que muchas compañías han fabricado su modus vivendi, los programas de destoxificación son ahora una industria que se echa a la bolsa más de 100 millones de dólares al año en los Estados Unidos.

Lo cierto es que estas maniobras y brebajes causan más daño que beneficio, ya que:

·Eliminan vitaminas y minerales esenciales para el organismo.

·Conducen a fluctuaciones en los niveles del azúcar sanguíneo.

·Causan estragos en el aparato digestivo.

·Debilitan los músculos.

·Son capaces de provocar náusea, vómito y, sobre todo, diarreas...

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