El Ojo Breve / Deserción curatorial

AutorCuauhtémoc Medina

26a. Bienal de Sao Paulo: "Territorio Libre". Sao Paulo, Brasil. Hasta diciembre 19. (Más información: http://bienalsaopaulo.terra.com.br)

En las últimas décadas, las grandes bienales internacionales (Venecia y Sao Paulo) han estado atravesadas por una contradicción fundamental. Originadas en los siglos 19 y 20 como formas de competencia ritualizada (o guerra sublimada) entre las naciones modernas, igual que los Juegos Olímpicos, ferias mundiales y concursos de belleza, han sido no obstante el terreno de emergencia de los discursos críticos del nuevo circuito global. Por ello, curar esas bienales ha significado orquestar una compleja negociación entre los intereses diplomáticos caóticos de las "representaciones nacionales" y la ambición de obtener un discurso central que clarifique o active las líneas generales de la creación contemporánea.

La 26 Bienal de Sao Paulo ofrece la experiencia de una falsa solución a ese dilema. En lugar de tratar de insertar los "pabellones nacionales" en una concepción transversal, el curador Alfons Hug ha logrado rebajar a tal grado su intención curatorial que no se hace necesario ya distinguir entre lo curado y lo meramente recibido, entre lo diplomático y lo supuestamente argumental, ni lo acomodaticio de lo estratégico.

Como en muchas regresiones, el origen de este no-criterio es de corte persecutorio. De acuerdo a Hug, en tiempos recientes el arte ha sido "sobrecargado de política", a tal punto de que las exhibiciones "no muestran imágenes, sino actitudes políticamente correctas". Este "kitsch político" (según Hug) resulta en una coacción a la libertad creativa, donde "estrategias visuales y escultóricas comprobadas" (sic) son "suprimidas" ante el auge de "pomposos discursos sociológicos".

Un argumento de este talante no corrige los errores en la representación de las estéticas de la política presente, ni tampoco conduce a una estetización osada, que muestre la aparición de una nueva clase de belleza. Alfons Hug se limitó a presentar arte contemporáneo localizado en un algo que él llama "la tierra de nadie", donde supuestamente convergerían los lotes baldíos de las megalópolis, la naturaleza intocada, la economía informal y los proyectos estéticos que definen un "territorio libre" de toda política y administración. Se trata, pues, del territorio más indefinido y variopinto posible, a través del cual la bienal ofrece en realidad el exterminio de todo vestigio de argumentación o toma de partido estético.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR