Ojalá me alcance

AutorJuan José Millás

Fui al cajero automático, introduje rutinariamente la tarjeta y me quedé en blanco. No lograba recordar mi número confidencial. Tras unos segundos de incertidumbre, anulé la operación y decidí dar una vuelta a la manzana. Pensé que el número se había ido de mi cabeza provisionalmente y que regresaría en seguida. Pero no regresó. Hice memoria y recordé varios números sin dificultad: el de mi teléfono fijo, el del móvil, el del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y el del descubrimiento de América. No me servía de nada saber en qué fecha se había descubierto América si ignoraba el número de mi tarjeta de crédito. Hay que añadir que me encontraba en una ciudad extraña, donde carecía de familiares o amigos a los cuales pedir socorro, y que no tenía dinero ni para el autobús.

No podía creer lo que me estaba sucediendo. Entre otros números absurdos, recordé el del teléfono de una novia de la adolescencia. Tenía en mi cabeza, en fin, todas las cifras que no necesitaba, pero no me venía la única que me hacía falta en esos momentos. Y aún no me ha venido. He tenido que llamar al banco para solucionar el problema.

Salí del paso pidiendo prestado dinero en el...

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