Un oficio muy bien labrado

AutorIsrael Sánchez

Carlos Flores Heras, recuerda Rafael López Castro, fue su primer maestro; dibujante publicitario en cuyo taller aprendió, entre otras cosas, el uso y valor de la tipografía.

Esto en 1965, un año antes de comenzar a estudiar en la Escuela Nacional de Artes Gráficas del INBA, donde no podría realmente decir que se formó. "No fui más que un año a la Escuela", confiesa: "Iba y me salía a dar la vuelta".

Es por ello que es más bien reconocido como un diseñador autodidacta e independiente, que aprendió el oficio sobre la marcha, primero en pequeñas agencias de publicidad y empresas disqueras, luego diseñando libros y carteles en la editorial Joaquín Mortiz, y, eventualmente, en la Imprenta Madero, donde pudo trabajar al lado de Vicente Rojo. "Mi hermano mayor", considera.

Cuestionado sobre esa influencia, López Castro enlista lo que de él heredó: "Su espíritu, su amor por el trabajo, las ganas de hacerlo".

"Con maestros como él, ¡uf!, perdón que lo diga en español: hasta un güey como yo aprende (...) Por eso yo le digo a Vicente Rojo que es mi hermano...

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