El octavo pasajero Dear guest

Crónicas del Metro

Estación Pantitlán, 05:21 horas, lunes 14 de abril, 5 grados. A pesar de que Ernesto ya había visitado otras ciudades no dejaba de sorprenderse de esta capital.

Sus hermanos, José quien tenía el arte de tejer el Ixtle, y Apolinar quien es carpintero, esa mañana conocían el DF por primera vez. Tenían como guía de turistas a Neto. Con tranquilidad y observando todo, de uno en uno tomaron asiento.

Ernesto, que podía platicar en castellano, le dijo a Sheila que habían trabajado en San Diego y que los gringos eran malos pero amables, que pagaban bien y que ellos sabían a quienes preferían, mucho más que a ellos.

Estaban unos chavitos de la onda esa del pelo largo y la ropa rosa y negra , que en los noventas sólo se llamaba "underground", quienes abrieron unos ojos desorbitados cuando Apolinar le dijo a la funcionaria: "This city has no limits to the follies, and never has been anything of nobility in his heart !" (Esta ciudad no tiene límite para sus locuras y jamás se verá algo de nobleza en su corazón)

Creo...

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