Octavio Gómez Dantés y Julio Frenk / Apartheid Médico

AutorOctavio Gómez Dantés y Julio Frenk

En una entrevista reciente para La Jornada, el director general del IMSS afirmó que el IMSS-Bienestar (IMSS-B) operará, antes de que termine esta administración, en por lo menos 20 estados de la República y cubrirá a 80 por ciento de los mexicanos que no cuentan con seguridad social. Hace unos días también, el presidente López Obrador reafirmó su intención de construir un sistema de salud incluso mejor que el de Dinamarca. La historia y la realidad organizativa y presupuestal del IMSS-B, sin embargo, nos indican que este programa no podrá cumplir con sus promesas de cobertura y que su destino no será la Dinamarca del siglo 21, sino el México corporativista del siglo pasado. Lo que el proyecto de salud de la 4T está haciendo es consolidar un sistema de salud segmentado -que ofrece servicios de primera a la población asalariada y servicios de segunda a la población pobre del país- y empujar a un número creciente de mexicanos a hacer uso de los servicios privados de salud, exponiéndolos así a incurrir en gastos que los pueden llevar a la ruina.

El programa IMSS-B ha ofrecido, desde su creación en 1979, servicios básicos a la población rural pobre de este país. Su infraestructura, su plantilla de recursos humanos y su presupuesto estaban diseñados para eso. Ahora, la administración federal lo ha responsabilizado de proporcionar servicios integrales de salud a 70 millones de mexicanos sin seguridad social. Esta nueva responsabilidad se le asignó sin proporcionarle recursos adicionales. De hecho, su presupuesto para 2023 (20,628 millones de pesos) es 17% menor al de 2022.

El IMSS-B se limitará a ofrecer servicios ambulatorios y de hospitalización general, un retroceso respecto del Seguro Popular. El hecho es que la capacidad de respuesta de sus unidades es muy limitada. Cuentan, por ejemplo, con hospitales comunitarios, pero están operados por médicos generales. Imposible imaginar que con esos recursos humanos y el presupuesto disponible pudieran prestarse servicios de especialidad.

Además, la posibilidad de extender la cobertura de este programa a 20 estados y 80% de la población sin seguridad social (56 millones de personas) en dos años parece remota. La "federalización de la salud" -que implica la transferencia de los recursos de los Servicios Estatales de Salud al IMSS-B- se anunció en marzo de 2022 y a finales de año solo se habían incorporado a este proceso Nayarit, Colima y Tlaxcala.

El fracaso del INSABI, la falta de...

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