Batalló Octagoncito para conquistar a Lady Sensación

MEXICO, D.F., febrero 13 (EL UNIVERSAL).- Octagoncito vuela sobre la tercera cuerda, sale en tope hacía afuera del ring, enloquece a sus rivales sobre el enlonado, pero aquella tarde un flechazo directo al corazón lo liquidó. La mujer que se esconde tras la máscara de Lady Sensación le arrebató el aliento y no descansó hasta conquistarla.

Hace ya algunos años de eso, hoy un pequeño es la muestra de que el amor les pegó fuerte, pero también les recuerda que no ha sido sencillo mantenerse

juntos: “Jamás me imaginé que pudiera tener una esposa luchadora, nos conocimos cuando íbamos a un evento, así se dio el flechazo y no nos despegamos

desde entonces”.

— ¿Te costó trabajo rendirla?

Toda mujer requiere de un lugar y un respeto, ella se dio su lugar y me tardé más o menos como medio año, un beso me lo dio hasta entonces. Además le gustan

mucho los detalles, me costó bastante trabajo y dinero, pero sobre todo mucha dedicación conquistarla.

Comparten algo más que la vida diaria, un carácter fuerte los caracteriza y suele haber roces, aunque en el pasado fue más duro sortearlos, lo menos fue que

volara un sartén, y tuvo que “someterla” a besos: “Cuando se enoja me quiere dar mis catorrazos e igual yo, somos rivales de vez en cuando y hubo hasta

golpes en nuestra relación, así que no me quedaba más que aplicarle una llave, hasta que se relajaba”.

Acepta que muchas veces había razón: ¿Eras ojo alegre?: “Antes, cuando no tenía compromiso tuve muchas amigas, pero ya con ella tuve que darle la confianza y el respeto que se merece como mi esposa. Me costó mucho trabajo conseguirlo, ha sido duro consolidar una relación con ella”.

TÉCNICO HASTA CON EL GASTO

La dueña de sus quincenas es una ruda sin remedio que ha tenido que doblar las manos ante el cariño y trato de su pareja, dice que cuando hay amor todo va mejor: “La verdad es que perdí el suelo por él”.

En la lucha son rivales pero desde que lo conoció sabía que el chaparrito era para ella:Me gustó por su alegría. La verdad no sabía...

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