Nombres, Nombres y ... Nombres / Los obstáculos a sortear por TMM para cerrar con KCS en TFM y los riesgos para el País

AutorAlberto Aguilar

QUE CURIOSO, JUSTO hace un año por estas fechas Transportación Ferroviaria Mexicana (TFM) de José Serrano Segovia se preparaba ya para impugnar la consolidación entre Ferromex de Germán Larrea y Ferrosur de Carlos Slim. Al final de cuentas, como recordará, dicha transacción no se aprobó. Ni la SCT, ni la CFC dieron su aval.

Ahora es el turno de la propia TFM que en breve arrancará sus gestiones para tratar de que el Gobierno mexicano le apruebe su transacción con Kansas City Southern (KCS), mediante la cual la estadounidense pretende convertirse en el principal actor en el negocio ferroviario del País.

La verdad es que las condiciones para obtener los avales respectivos no se observan nada fáciles, sobretodo en México, debido a la importancia que tiene TFM en el negocio de transportación de carga del País. En lo que hace a las mercancías que se manejan con EU, sin duda es la más influyente por lado de Laredo. En términos de carga ferroviaria, la compañía que dirige Mario Mohar representa casi un 40 por ciento del total. Así que no es un asunto menor.

Por el lado de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, hoy a cargo de David Quesada tras la salida de Carlos García Fernández, se va a requerir de una autorización especial, dado que la ley es muy específica al restringir en ese rubro a sólo un 49 por ciento el capital foráneo, para que sean los mexicanos los que lleven el control. La condición parece muy justificada.

Por el lado de la ley específica del servicio ferroviario, sí existiría la posibilidad de que el Gobierno pudiera hacer una excepción para que KCS que encabeza Michael R. Haverty asumiera el control del otrora denominado Ferrocarril del Noreste, sin embargo dependería de una serie de criterios a ponderar.

En este caso la SCT que encabeza Pedro Cerisola tendría que analizar la situación del mercado, criterios para el desarrollo regional, aspectos de modernización tecnológica, y lo más importante, los riesgos para la soberanía nacional, que es el punto más delicado.

Simplemente con la guerra de Iraq y la postura que México mostró en contra de la posición de EU, se llegaron a ponderar algunos riesgos de boicot. Afortunadamente hasta ahora sólo se han presentado algunos amagues sin evidencias de que ya se hubiera delineado una política expresa contra nuestro País. En ese contexto ¿convendría que una firma estadounidense asuma tal preponderancia en el transporte terrestre del País? Más allá de nacionalismos, habrá que...

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