EL OBSERVADOR GLOBAL / La receta

AutorMoisés Naím

Como se sabe, el mundo ya no digiere tan bien los golpes militares. Esta intolerancia ha puesto de moda una nueva forma de cocinar la toma del poder. La nueva receta se basa más en abogados que en tenientes coroneles, y usa como ingredientes fundamentales reformas constitucionales y referendos en vez de tanques y ataques armados al palacio presidencial.

La receta es diferente, pero el resultado es el mismo: un líder autocrático que, guardando las apariencias democráticas, retiene el poder por tiempo indefinido y hace lo que quiere. Es importante enfatizar que, al igual que todas las recetas que se internacionalizan, ésta también se prepara de manera algo diferente en cada país.

Por ejemplo, las elecciones en Zimbabwe para dejar a Robert Mugabe en el poder después de 29 años se cocinan de manera distinta de como se practica la gastronomía electoral en Rusia. Allí la receta garantizó que, a pesar de las elecciones, Vladimir Putin siga mandando aunque el Presidente es otro. A su vez, en Irán, donde les gusta comer la política muy aderezada con religión, el chef supremo, Alí Jamenei, explicó que la aplastante y sospechosa victoria electoral del Presidente Mahmoud Ahmadineyad fue "una señal divina".

Quienes salieron a las calles de Teherán a reclamar, convencidos de que les habían robado el voto fueron apaleados por las milicias civiles del régimen. Estas milicias son otro ingrediente indispensable en esta receta. En su versión latinoamericana, la receta depende más de manipulaciones constitucionales que en otras partes.

A continuación les ofrezco los ingredientes -con sazón latina- y su preparación.

INGREDIENTES

  1. Millones de pobres. Una abrumadora mayoría de la población a la que siempre se le ha prometido mucho y dado poco.

  2. Gran dosis de desigualdad. Pobreza inimaginable que coexiste con fortunas incalculables.

  3. Injusticia, exclusión social y discriminación racial.

  4. Corrupción en abundantes cantidades.

  5. Élites políticas y económicas complacientes y seguras de que "aquí no va a pasar nada".

  6. Partidos políticos muy desprestigiados.

  7. Una clase media apática y desilusionada de la democracia, la política y los políticos.

  8. Parlamento, Poder Judicial y Fuerzas Armadas puestas a un largo remojo que les haya "suavizado" la espina dorsal. Es importante asegurar que en estas instituciones reine la ineficiencia, la indolencia y la corrupción. Debe ser fácil comprar a un juez, un senador o un General.

  9. Medios de comunicación cuyos propietarios...

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