EL OBSERVADOR GLOBAL / Dinero contra burócratas

AutorMoisés Naím

Sucedió de nuevo. La recuperación económica se produjo antes de lo esperado y fue tan sorprendente como el súbito colapso financiero.

El trimestre pasado, la economía estadounidense creció al 3.5 por ciento. A comienzos de año, los titulares anunciaban que estábamos a punto de entrar en una depresión peor que la de los años treinta y que el estancamiento duraría una generación o más.

Ahora sabemos que los expertos, los Gobiernos y los inversionistas que no vieron venir el crash tampoco vieron venir la recuperación de la economía mundial. Claro, los pesimistas creen que la recuperación no es tal y que una nueva caída es inevitable. Los alarman -con razón- los enormes déficit fiscales, la deuda pública, las altas y crecientes tasas de desempleo y un sistema financiero aún muy frágil.

Pero mientras los preocupados se angustian, las economías más importantes del mundo están creciendo más y mucho antes de lo que ningún experto había anticipado. Lo mismo sucedió durante los muchos accidentes financieros de la década de 1990. En Asia, América Latina y en Rusia, la recuperación fue tan rápida y tan sorprendente como los accidentes mismos. Pero si bien es obvio que la reanimación económica es preferible a la recesión prolongada, una rápida recuperación también tiene su costo: le quita a los políticos las ganas de hacer cambios necesarios para evitar futuras crisis.

Así pasó en las crisis financieras anteriores y me temo que volverá a ocurrir ahora. En el clímax de la crisis, los gobernantes de los países más influyentes se reunieron de urgencia y declararon que "fortalecer la arquitectura del sistema financiero mundial" era una prioridad. También anunciaron su compromiso de "reducir los riesgos de crisis recurrentes en el futuro y mejorar nuestras técnicas para responder a las crisis cuando ocurran". ¿Suena bien, verdad? Lástima que éste es el texto exacto del comunicado emitido por los líderes del mundo hace una década, cuando se reunieron en Reino Unido para decidir cómo responder a la crisis financiera asiática.

Poco después de esa cumbre, las economías asiáticas sorprendieron a todos cuando comenzaron a crecer a gran velocidad, eliminando la presión de reformar el sistema financiero. Así, diez años y una gran crisis después, los líderes de ahora siguen prometiendo reformar las finanzas globales. Y, al igual que a sus predecesores, a ellos también la recuperación les está quitando las ganas de ir a fondo con las reformas.

Esto no significa que no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR