La observación está de vuelta

AutorMaría del Carmen Sacasa

Representante residente a.i. del PNUD en México.

La irrupción de la ciudadanía como un actor que demanda más y mejor política es, sin duda alguna, uno de los rasgos más sobresalientes de los últimos años. Las protestas registradas en el mundo árabe, las numerosas movilizaciones estudiantiles o indígenas en América Latina o el movimiento de los indignados en Europa son una muestra de este nuevo ímpetu ciudadano por encontrar mejores cauces institucionales para la participación política. En varias de estas situaciones de demanda ciudadana la observación electoral ha sido vista como una respuesta.

La posibilidad de observar cómo se lleva a cabo el proceso mediante el cual el pueblo elige a sus representantes es considerada un derecho político fundamental. Hoy en día, la contemplan todos los países que buscan profundizar su democracia. La Organización de las Naciones Unidas usa una definición bastante precisa de la observación como "la recopilación intencionada de informaciones relativas a un proceso electoral y la formulación de juicios fundados acerca de la conducción de ese proceso a partir de datos reunidos por personas que no están autorizadas a intervenir en el proceso".

Sin embargo, la implementación de la observación no siempre es sencilla. Se hace incluso más desafiante en contextos de rápidos cambios políticos o de persistentes desigualdades en el acceso a los recursos, por sólo mencionar algunos obstáculos. La observación electoral, que nace al principio de los años noventa, tiene pues que hacer frente a la vez a una creciente demanda e impaciencia de la ciudadanía y a entornos cada vez más complejos.

A través de sus numerosas asistencias en el ámbito electoral alrededor del mundo, la ONU ha acompañado diversos tipos de uso de la poderosa herramienta de la observación electoral. Sin embargo, sólo en casos con un mandato específico del Consejo de Seguridad y/o de la Asamblea General, la propia ONU puede realizar observación electoral. Casi siempre acompaña respetuosamente a los países, dando asistencia técnica y financiera a grupos de observación nacional, a través del Secretariado de las Naciones Unidas y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En los diferentes países, la discusión es sobre cómo ofrecer una observación de calidad que conserve sus bondades originales (metodología clara, participación ciudadana no partidista, transparencia y prevención de conflictos) pero que también permita responder a los...

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