La obra que late

Cuando recibió el homenaje de Arpafil en 1999, Alejandro Zohn dijo con voz entrecortada que nunca iba a retirarse de la arquitectura. No lo hizo.

Un mercado, una casa rosada, dos torres que guardan la historia, varias unidades habitacionales, entre otro sin fin de palabras que son cascarones de concreto, como dijo Hugo Gutiérrez Vega, constan como el potente latido de Zohn en Guadalajara.

Todavía está por verse, pero seguramente la obra por la que más será recordada es el Mercado Libertad, la misma que lo "persiguió" siempre; el proyecto que hiciera como tesis para titularse de la carrera de Ingeniería y que se llevó a cabo entre 1958 y 1959.

Las renovaciones que el mercado ha sufrido para mantenerse en buen estado (las cuales fueron supervisadas por el mismo Zohn), son el reflejo de esa mentalidad de vigencia e integración que el arquitecto originario de Viena, Austria, mantuvo en cada uno de sus planos.

Fue ese mismo instinto el que lo llevó a cruzar del edificio de la Facultad de Ingeniería a la de Arquitectura, que apenas iniciaba.

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