Objeto de la sociedad

AutorManuel Eduardo De Gorostiza
Páginas57-57
I. OBJETO DE LA SOCIEDAD
S
I EL HOMBRE
se hubiera bastado a sí mismo, ni hubiera
apetecido quizá la compañía de los otros hombres ni hubie-
ra renunciado para obtenerla a la mayor independencia de
que hubiera podido gozar en el estado de naturaleza.1
Si la naturaleza produjese espontáneamente cuantos
objetos necesitamos o apetecemos, no habría que echar ma-
no del trabajo personal, no habría motivo para codiciar el
fruto del trabajo ajeno, no habría intereses en adquirir au-
toridad sobre nuestros semejantes; por consiguiente ni dispu-
tas, ni guerras, ni crímenes.
La sociedad pues debió su origen a la debilidad parcial
de sus individuos, y tiene por objeto el de que éstos, prote-
giéndose y ayudándose mutuamente, adquieran unidos la
seguridad y la fuerza de que carecen por sí solos.
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1No porque creamos, como lo han escrito muchos y entre ellos Rous-
seau, que el hombre, ser esencialmente intelectual, vagó alguna vez por los
montes, disputándose con las f‌ieras y multiplicándose a ejemplo suyo, por
instinto sólo o por temperamento, sino porque sí nos lo podemos imaginar
padre de familia, cazador primero, pastor en seguida, agricultor luego, y
huyendo por mucho tiempo la vecindad de otras familias que le embaraza-
ban en la procura de los escasos medios de existencia que a la sazón se
presentaban o se producían.

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