Crean oasis en medio del desierto

AutorEnrique Lomas

EL NORTE / Chihuahua

CHIHUAHUA.- Doña Evangelina creyó en un proyecto: hacer de su rancho, una zona desértica que alcanza los 50 grados centígrados en verano, un edén repleto de vacas lecheras que aportan la materia prima para la elaboración de exquisitos quesos asaderos que se venden en toda la entidad y partes del extranjero.

Para eso hizo que un puñado de indígenas de la Tarahumara abandonara sus pueblos serranos, dejando atrás hambre y miseria para acudir a transformar un trozo de desierto en un oasis, así como aplicar un cambio radical a sus propias vidas.

Es el caso de los tarahumaras del rancho El Fortín II, en donde seis integrantes de esta orgullosa etnia decidieron darle otra apariencia a la propiedad de la señora Evangelina Sifuentes, para labrar un destino mejor para sí mismos, dignificando sus vidas con un trabajo que les da para obtener una buena alimentación, una vivienda digna y hasta un automóvil.

El Fortín II se encuentra enclavado en una de las zonas más desérticas del estado de Chihuahua y del mundo, por lo que transformar ese páramo en el oasis que ahora es requirió de toda la energía y coraje de los tarahumaras.

Los indígenas, comentó doña Evangelina, no solamente tuvieron que luchar por años contra un clima y una tierra muy distinta a la de sus comunidades originales, sino contra sí mismos.

Doña Evangelina, de casi 70 años de edad, alfabetizó a sus trabajadores, pero sobre todo les enseñó las bondades de constancia, del trabajo y de la disciplina.

Indígenas van y vienen, pero el grupo que ahora tiene trabajando en El Fortín II ha sido el más estable de todos.

Contactó a los indígenas tarahumaras por vez primera hace más de 15 años, cuando acudió a la sierra de Carichí para contratar gente trabajadora y dispuesta a vivir en situaciones de gran adversidad como las que privan en el desierto.

"Ellos saben ahora que tener constancia es lo mejor para sus vidas, así pueden ahorrar y comprar lo que deseen, además de poder enviar alimentos y dinero a sus familiares que se quedaron en la sierra.

"Ellos decidieron ir a su tierra una o dos veces por año, para poder ahorrar dinero suficiente y poder llevar más cosas a los suyos", dijo doña Evangelina El rancho El Fortín II se encuentra a casi 164 kilómetros al noreste de la...

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