“La tentación paradigmática”. El debate sobre el nuevo orden internacional

AutorEmilio Rabasa Gamboa
CargoDirector del Departamento de Ciencia Política y Derecho del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México
Páginas39-49

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Introducción

Desde el momento en que concluyó la Guerra Fría1 diversos analistas y académicos han estado intentando una respuesta a la pregunta ¿Y que sustituyó al sistema bipolar efectivo desde 1945?, ¿Cuáles son las características del nuevo orden internacional, o mejor dicho, global?, en suma: ¿cuál es el nuevo paradigma2 de interpretación que nos permita entender lo que pasa en el mundo desde 1990 al presente?

Esta inquietud parecía haber disminuído después de la invasión de Iraq a Kuwait, la reunificación alemana, el desmenbramiento de la URSS, el conflicto interno en Yugoeslavia, los Balcanes y en el Medio Oriente, todos ellos eventos en sí mismos significativos del clima de la posguerra fría pero no determinantes de un nuevo orden mundial. En el fondo fueron vistos como la secuela o consecuencia inmediata del fin del sistema bipolar, y por lo tanto, como sucesos todavía pertenecientes a ese capítulo histórico y no a uno nuevo. Sin embargo, el ataque terrorista a las torres gemelas del WTC3 en Nueva York y el Pentágono en Washington, el pasado 11 de septiembre, ha hecho resurgir esa inquietud por la búsqueda del nuevo paradigma internacional. En una conferencia en The Centre for Policy Studies de Inglaterra denominada “Foreign Policy in the Age of Terrorism”, su autor, Henry Kinsinger recientemente señaló:

“We have been challenged by terrorism and this has given us an opportunity to rediscover fundamentals: it is therefore an occasion to think, not simply of how to overcome the inmmediate challenge, but of how to deal with the deeper issue of what a world order for the twenty-first century should look like4

La reciente ferocidad del terrorismo y su eficacia como un potente desestabilizador social, con toda seguridad motivará a los gobiernos y a los estudiosos de las relaciones internacionales, a replantear esa insistente pregunta: ¿Cuál orden mundial? Tal parece que en las cenizas de las mismas torres gemelas yace la idea de que el mundo “suelto” estaba bien como estaba y no había necesidad de ingeniería política alguna para reordenarlo después de Malta o la caída del muro de Berlín. El ataque terrorista —visto en vivo y a todo color— por millones de seres humanos a lo largo y ancho del planeta tierra, puede ser el suceso que imprima sentido de urgencia a la necesidad inaplazable de diseñar y establecer un nuevo orden global.

En ese contexto he seleccionado a tres autores que han abordado este tema aún antes del 11 de septiembre desde perspectivas distintas, y por lo tanto han arribado a conclusiones diferentes, a fin de analizar lo que parece ser el mayor problema contemporáneo de las relaciones internacionales: el paradigma del nuevo orden mundial.

Uno es el ahora reiteradamente citado Samuel P. Huntington, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Harvard, y autor del célebre ensayo “The Clash of Civilizations?” publicado por la revista Foreign Affairs en 1993 y tres años después ampliado a un libro bajo el mismo título pero con el agregado de un subtítulo sugerente: “Y la reconfiguración del orden mundial”.

Otro es Ian Clark, profesor de Política Internacional en la Universidad de Gales en Aberyztwyth, autor del libro “The Post Cold War Order - the spoils of peace” apenas publicado por la Oxford University Press en 2001.

La tercera es Anne-Marie Slaughter profesora de Derecho Internacional, de la Escuela de De-Page 1recho de Harvard. Su artículo “The Real New World Order” fue publicado en Foreign Affairs en la edición septiembre-octubre de 1997.

Estos tres académicos comparten esa tentación paradigmártica, es decir, esa preocupación por discernir una teoría sobre los acontecimientos posteriores a la Guerra Fría, que sirva como marco de referencia explicativa de lo que está pasando en el mundo. Los tres autores seleccionados, se han planteado, de diversas formas, en tiempo y lugares distintos, las mismas pregunta: ¿en qué consiste el nuevo orden mundial? y ¿cómo podemos entenderlo?

Finalmente, el propósito de este breve artículo, no es otro que el de ofrecer, sobre todo a los alumnos de Relaciones Internacionales, Política, Derecho y las Ciencias Sociales y en general, a las personas interesadas en este tema, algunas ideas que acaso pudieran ayudarles en la elaboración de sus propias conclusiones.

Un auditorio repleto de estudiantes al máximo de su capacidad en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México, para escuchar a varios profesores exponer sus puntos de vista sobre el significado y alcance de los eventos del 11 de septiembre y las preguntas que plantearon, me hizo ver que las y los jóvenes tienen algunas imágenes instantáneas (flashes) de lo que está sucediendo a nivel mundial, sobre todo proporcionadas por los medios de comunicación, pero también advertí un deseo, muy legítimo por cierto, de querer integrar y editar su propia “película” completa. Espero que estas líneas contribuyan a ello.

I Distintos paradigmas sobre el nuevo orden mundial. El paradigma multicivilizacional de Huntington

De los tres autores citados es Huntington quién de manera más explícita plantea la cuestión paradigmática. Su punto de partida es una imagen de la política global de la posguerra fría que caracteriza de la siguiente manera:

“El mundo de la posguerra fría es un mundo con siete u ocho grandes civilizaciones.5

Las coincidencias y diferencias culturales configuran los intereses, antagonismos y asociaciones de los Estados. Los países más importantes del mundo proceden en su gran mayoría de civilizaciones diferentes. Los conflictos locales con mayores probabilidades de convertirse en guerras más amplias son las existentes entre grupos y estados procedentes de civilizaciones diferentes. Los modelos predominantes de desarrollo político y económico difieren de una civilización a otra. Las cuestiones clave de la agenda internacional conllevan diferencias entre civilizaciones. El poder se está desplazando de Occidente, predominante durante largo tiempo, a las civilizaciones no occidentales. La política global se ha vuelto multipolar y multicivilizacional”.6

Este diagnóstico que nos ofrece Huntington requiere de una nueva cartografía que sustituya al paradigma de la Guerra Fría, ahora ya obsoleto, para entender en dónde estamos y, sobretodo, hacia dónde nos dirigimos. “Necesitamos -afirma el autor- una especie de mapa simplificado de la realidad, una teoría, concepto, modelo o paradigma. Sin tales elaboraciones intelectuales, solo hay, como dijo William James, una ‘floreciente confusión de zumbidos’”.7

Sin esta cartografía sería imposible ordenar la realidad que vivimos desde que se desplomó el muro de Berlín y se desmembró la Unión Soviética. Resultaría imposible establecer relaciones causales y predecir acontecimientos futuros. En pocas palabras, Huntington sostiene que “sin mapa estamos perdidos”.8

Para discernir el mejor mapa posible, que mejor refleje la nueva realidad mundial, este autor analiza los siguientes cuatro paradigmas:

  1. Un solo mundo: euforia y armonía que resultó de los acontecimientos internacionales de principio de los 90s y que provocó un entusiasmo generalizado, recogido entre otros en el conocido texto “El Fin de la Historia y el Ultimo Hombre” de Francis Fukuyama,Page 42 quién predijo que estaríamos “asistiendo al final de la historia como tal: esto es, al punto final de la evolución ideológica del género humano y a la universalización de la democracia liberal occidental como forma de gobierno humano definitiva”.9 Por supuesto que no es necesario demostrar, que esta predicción estuvo muy lejos de la realidad. La idea de un solo mundo conviviendo en armonía, sobre todo después de los actos terroristas del 11 de septiembre pasado, y las acciones bélicas conducidas por Washington y apoyadas por otros países, (destacadamente Gran Bretaña), aún desde los 90s, nunca se ha cumplido. El mundo armónico resultó una quimera. No pasó de ser una utopía momentánea resultado de la euforia que se vivió al ver las imágenes de los jóvenes alemanes frente la Puerta de Brandemburgo, derribando hasta con las manos, el muro de Berlín.

  2. Dos mundos: nosotros y ellos, es decir, el mundo Occidental y el resto no occidental. Este paradigma demasiado simplista, que también rechaza Huntington, insiste en la dicotomía universal de un mundo dividido en dos y por lo tanto no es substancialmente diferente al de la Guerra Fría con su dualismo de Oriente y Occidente y sus vertientes norte-sur y centro-periferia. Representa también el regreso al mundo ideologizado del periodo 1945-1990 desde el momento en que en el “nosotros” encierra al liberalismo con sus respectivos valores: político (democracia) y económico (libre mercado) y en el “ellos” encapsula a quiénes representan lo opuesto en sus formas de vida y de organización social. Se trata en el fondo de un paradigma no descriptivo sino maniqueísta y de alineación política en torno a los Estados Unidos, al que se acogió el presidente Bush en su discurso ante el Congreso norteamericano cuando en forma por demás contundente demandó: “Every nation in every region now has a decision to make. Either you are with us, or you are with the terrorists. From this day forward, any nation that continues to harbor or support terrorism will be regarded by the United States as a hostile regime,10 Sobra decir que no todos las naciones se alinearon con el presidente norteamericano. Algunas mantuvieron una posición marginal al conflicto con Afganistán, esto es, ni con el “nosotros” ni con el “ellos”.

  3. 184 Estados más o menos. Este paradigma descansa en el supuesto de que son los Estados y solo ellos, conforme a sus intereses políticos, quienes...

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