Corazón de nuez

AutorDaniel de la Fuente

¿Muchos años en la nuez, don Ramón?

"Toda una vida...".

A sus 84 años, Ramón Guevara Guevara no tiene un andar cansado. Ágilmente levanta nueces verdes del huerto que sembró su padre en el municipio de Bustamante, campo espléndido con árboles viejos y frondosos, lo que se agradece en esta canícula.

Algunos campos, como éste en el que corría de niño persiguiendo cabras, los vendió a una empresa que ahora le compra frutos del huerto que le queda, acaso de 700 árboles: vivir de la nuez no es fácil, se requiere de equipo y se depende del clima, aun y cuando este año ha sido bueno y promete dar buena cosecha hacia octubre.

Luis Montemayor, administrador de la empresa a la que don Ramón vendió el huerto de su padre, recibe con agrado a este decano de sombrero, camisa blanca de manga larga y nueces en las manos.

"Nadie estaría aquí de no ser por él", afirma Luis, y don Ramón sonríe apenas sin levantar la vistas de sus manos. "Es un ejemplo de trabajo y aquí es siempre bienvenido".

El viejo nogalero mira los frutos y afirma, serio, que viene bien la cosecha, pero cuando se le pregunta por el tiempo dedicado al almendro, el hombre, silencioso, de tez seria y hasta de labios oprimidos, como si no le gustara decir lo que piensa, expresa el "toda una vida" con un largo suspiro.

Juan, de 49 años, el único de los cinco hijos al que le dio por andar en esto, dice que su padre es otro en el campo.

"Es diferente cuando viene a los huertos: más jovial. Es lo suyo", sonríe al hablar de este hombre que no para de recoger nueces. No hay vuelta de hoja: cuando uno está en lo que le apasiona, ni quien te distraiga.

Más si se sabe el más antiguo, y en activo, arando estas tierras emblemáticas de Nuevo León.

DE LOS CAMINOS DE GUANAJUATO...

La casa de don Ramón está aledaña a la tienda de abarrotes más cercana al Hotel Ancira, en el centro de Bustamante. El negocio lo atendía Josefina González, su esposa, pero falleció hace poco más de cinco años y al hombre no le quedó más que sentarse atrás del amplio mostrador y oír hablar al pueblo.

En cuanto puede, comparte impresiones con Juan sobre la nuez bajo el solar que tienen en la parte trasera de la tienda, donde varias señoras operarán descascadoras en octubre.

A don Ramón siempre se le verá comiendo nueces: engulle a diario casi un cuarto de kilo, lo que, dice, le da fuerza y vigor.

"Todos los médicos lo dicen: hace mucho bien al cuerpo", afirma, convencido, y agrega que prefiere la Bustamente 1, más grande y...

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