Nuevo paisaje entre nubes
| Autor | Esther González Jacques |
Enviada
MEDELLÍN.- La historia moderna de Medellín es la de una ciudad que lucha por dejar atrás la mala fama de insegura y peligrosa con la que se le asociaba.
Para muestra, vale la pena acercarse al recorrido que, desde hace cuatro años, organiza la Alcaldía por la comuna Santo Domingo Sabio, ubicada en la cumbre de una de las montañas que circundan a esta metrópoli.
Éste no es un paseo típico. Las comunas son barrios alejados y poco favorecidos, lo que equivaldría a una zona brava mexicana o a una favela brasileña, donde el visitante se topa de frente con la realidad: viajar es también ampliar la mirada, adentrarse en la forma de vida de una comunidad y entrar en contacto con sus fenómenos sociales.
Caminar por Santo Domingo Sabio, en este caso, puede dar la medida exacta de cómo el pulso de esta ciudad ha dado un vuelco en los últimos años.
La civilidad de la que hacen gala los usuarios de la biblioteca pública, por ejemplo, o la eficiencia y originalidad del sistema de transporte público hablan de una sociedad organizada y animosa que no se detiene ante las contrariedades.
Para llegar aquí hay que bajar en la estación de metro Acevedo, luego, transbordar a la línea K del Metrocable, un sistema de transporte público que es único en el mundo: se trata de un teleférico.
En 10 minutos se llega a la cima, cuando antes el recorrido en auto duraba dos horas. Mil 400 pesos colombianos (8 pesos mexicanos) cuesta el boleto.
Al caminar por los pasillos de esta estación encuentras la BiblioMetro, una librería que presta ejemplares a los usuarios; el encargado jura que jamás se han perdido, que la gente los regresa puntualmente y que las novelas son el género más solicitado.
Las paredes exhiben extractos de obras literarias colombianas. La que está en la entrada de Santo Domingo Sabio dice: "La felicidad, por más que no lo creamos, no está afuera: está dentro de nosotros mismos: está en el alma, sensorio o como se llame. Estémonos quietos para no asustarla... Tomás Carrasquilla (Ensayos 1914)".
Subes a la góndola y al avanzar, desde las alturas, se distinguen las casas de ladrillo con techo de lámina que prevalecen en este sector.
La intimidad de algunos hogares se devela ante los usuarios de este transporte: ropa secándose al Sol, objetos arrumbados en las azoteas y algunos letreros pintados en los tejados que dan la bienvenida a los visitantes.
Alrededor de 300 mil personas viven en esta comuna, que se asentó sin planeación urbana; es por ello...
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