Un nuevo infierno en Medio Oriente

AutorIsabel Turrent

Un nuevo ciclo de violencia, más amargo y sangriento que los que han marcado 17 largos meses de conflicto, se ha iniciado hace unos días en Medio Oriente.

El mundo abrigaba la esperanza de que la Cumbre árabe, reunida la semana pasada en Beirut, rompiera la guerra que escenifican palestinos e israelíes. Confiaba también que Zinni pudiese negociar un alto al fuego que permitiera a los contendientes sentarse a negociar un acuerdo sobre las bases del plan propuesto por Arabia Saudita.

El Gobierno de Sharon hizo concesiones inéditas: aceptó negociar un cese a las hostilidades y dejó a un lado la exigencia israelí que obligaba a los palestinos a respetar una tregua de una semana, para iniciar las pláticas.

La respuesta de los radicales palestinos a esta circunstancia esperanzadora fue enviar a suicidas cargados de explosivos y matar a civiles israelíes en un atentado tras otro a partir del miércoles pasado.

Así destruyeron de un golpe las iniciativas de Zinni, muy probablemente enterraron asimismo al plan saudita de paz e indujeron al Gobierno israelí a iniciar un círculo vicioso más en la carrera entre los suicidas palestinos y las represalias del Ejército israelí.

Horas después, los soldados israelíes penetraron de nuevo en los territorios palestinos y convirtieron a Yasser Arafat en un prisionero virtual de Sharon.

Dos preguntas complejas: ¿Cuál es el objetivo del Gobierno de Israel? ¿Qué buscan los palestinos al ordenar y apoyar los ataques contra civiles inocentes? Si la meta israelí es acabar con el terrorismo palestino y consolidar la seguridad del país, Sharon no puede haber elegido una estrategia más equivocada.

Ofensivas anteriores han probado que la presencia del Ejército en los territorios ocupados, las inevitables víctimas que genera y...

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