Nuevo ciclo

En el ciclo de las reformas electorales que México transitó entre 1977 a 1996 dos de ellas merecen ser consideradas axiales: la que, precisamente, abre el ciclo a finales de la década de los setenta y la aprobada en 1990. La primera terminó con la privación de derechos electorales a la más antigua organización de la izquierda mexicana, el Partido Comunista Mexicano, ampliando al mismo tiempo la presencia opositora en la Cámara de Diputados con la instauración del sistema mixto con dominante mayoritaria. La de 1990 marcó el principio del fin del control gubernamental sobre los procesos electorales al dar paso a la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) y al desarrollo de un sistema de justicia electoral digno de ese nombre.

Otras reformas ocurridas en ese largo ciclo produjeron cambios relevantes, casi siempre positivos, para la transición a la democracia. Baste con recordar, así sea en forma somera, que la de 1986 implantó el aún vigente sistema de 300 diputados de mayoría y 200 plurinominales, aunque también otorgó al PRI el dominio numérico de la Comisión Federal Electoral, que a la postre fue el tiro de gracia que liquidó a dicho órgano. La reforma de 1993 abrió las puertas del Senado a la presencia opositora; la de 1994 ciudadanizó al IFE e implantó los candados de seguridad que terminaron con la feria de las desconfianzas (o al menos eso creímos); en aquel año se utilizaron por vez primera las credenciales para votar que disponen de la fotografía del elector. En 1996 el ciclo pareció llegar a su término con la reforma a la que su impulsor principal, el presidente Ernesto Zedillo, calificó como "definitiva". El IFE fue dotado de plena autonomía, se instauró un generoso sistema de financiamiento público y prerrogativas a los partidos políticos, el Tribunal Electoral fue convertido en órgano especializado del Poder Judicial federal y para el Distrito Federal se implantó el aún vigente sistema de elección de los poderes locales a cargo de instituciones electorales propias.

El impulso a las reformas

Las dos reformas, a las que califico como axiales, fueron antecedidas por circunstancias críticas que obligaron al régimen a impulsar y admitir cambios pactados con sus opositores.

La sovietización del sistema electoral alcanzó en las elecciones de 1976 su punto culminante. José López Portillo, postulado por el PRI, fue candidato único a la Presidencia. "Si solamente mi mamá hubiese votado por mí, habría sido de cualquier forma...

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