Nueve instrucciones para... mentir

AutorFabrizio Mejía Madrid
  1. Nunca he sabido qué de todo lo que digo es realmente verdad. Esta virtud me habilita para hablar sin poner mucha atención en el contenido y fijarme en el físico de mi interlocutora, en el paisaje detrás de ella, o en dónde está el mesero con los canapés. Con frecuencia, me sorprendo de los resultados cuando ella se despide diciendo algo como: "Nunca pensé que la palabra internet viniera del náhuatl". Las mejores mentiras, sin duda, son las que no tienen otro objetivo que el que tu interlocutora no abra la boca.

  2. Para la mayoría de la gente, mentir sirve para algo. Las más de las veces es para sentirse mejor consigo mismo. A eso se le llama "piadoso" y siempre es una mala imitación de la existencia de Santa Clos: "Tu papá vive en el cielo". "Lo que se cayó fue el socialismo real, no el otro". "Estaba yo leyendo lo que dice el letrero de su ombliguera". "A esta vida venimos a algo".

  3. Para mentirse a uno mismo y a su mejor amigo, no hace falta demasiada destreza. Basta que usted repita conmigo:

    Yo soy austero.

    Tú tienes un problema de liquidez.

    Ellos están en la ruina.

    Yo tengo principios.

    Tú tienes convicciones.

    Ellos son dogmáticos.

    Yo estoy animado.

    Tú estás expresivo.

    Ellos están herméticamente briagos.

    Yo me vi obligado por las circunstancias.

    Tú fuiste engañado.

    Ellos deberían estar en Almoloya.

    Yo estoy en todo mi derecho de irritarme.

    Tú estás incómoda.

    Ellos están haciendo un numerazo.

    Yo he reconsiderado.

    Tú has cambiado de opinión.

    Ellos se vendieron por migajas.

    Yo he ganado en experiencia.

    Tú te has vuelto interesante.

    Ella necesita un cirujano plástico.

    Yo tengo excelente apetito.

    Tú te nutres.

    Ellos empacaron como cerdos y se escondieron

    galletas en las bolsas.

    Yo ya lo leí, pero no considero que valga la pena comentarlo.

    Tú no lo recuerdas con exactitud.

    El único libro que ellos han abierto en su vida fue para secar florecitas.

    A mí me planearon mis padres.

    A ti te asumieron.

    El es producto de una liposucción.

    Yo me pongo lo que me da la gana.

    A ti no te importa la apariencia.

    A ella la viste el DIF.

    Yo soy agudo.

    Tú eres simpática.

    Ellos son la versión degradada de Viruta y Capulina.

    Yo llego a ser posesivo.

    Tú eres demandante.

    Ella está senil.

    Yo trato de conservar mi empleo.

    Tú juegas con las reglas.

    Ellos son unos empleadillos.

    Yo soy atractivo.

    Tú tienes tus ángulos.

    Ella debe de tener buena letra.

    Yo buscaba conocimiento.

    Tú la probaste por diversión.

    Ellos se trepanaron el cerebro por adictos.

    Yo estoy razonablemente...

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