Una nueva rebelión

Hace 100 años, el movimiento armado revolucionario irrumpió en México. Cuando llegó a Monterrey, encontró una ciudad ya formada, con sabor provinciano, pero con toques de modernidad en donde la industria sentaba ya sus reales como líder y el auge económico se notaba en una vida tranquila donde abundaban la educación, la cultura y el entretenimiento.

Era, en resumen, una comunidad calmada y trabajadora que sabía poco de la revuelta.

Entre el fuego de la metralla de los generales y caudillos y el empuje de los industriales, se forjó el espíritu regio, recio y combativo, que ayudó a convertir a Monterrey en la Capital Industrial de México.

Luego, con la calma de vuelta, se consolidaron las instituciones de educación superior, se multiplicaron los hospitales y la Ciudad se transformó en...

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