Novo y Pacheco: Conversación transatlántica

En 1968, José Emilio Pacheco vivió unos meses en Inglaterra por motivos académicos. Durante su estancia, mantuvo correspondencia con Salvador Novo, cartas hoy resguardadas en el archivo del cronista y que dejan ver el afecto y admiración que alimentaba su amistad entonces.

Los documentos reflejan además la actividad cultural y editorial de México.

En la última carta, habla de un ambiente en llamas producto de los movimientos estudiantiles, situación que más tarde también se vivió en México.

Con autorización de la familia, reproducimos aquí dos de las cartas enviadas por Pacheco.

Wivenhoe, 4 V 68

Querido y admirado maestro:

Hasta ahora me entero con alegría de que le han puesto el nombre del Cronista a la calle en que vive. Lo felicito también por el hermoso poema 'Mea Culpa' que acabo de leer en el número de marzo de la Revista de la Universidad. Veo en él la fecha de este año y me parece que el fruto poético de los más recientes ya debe recogerse en volumen.

He tardado meses en contestar su carta del 24 de enero porque me resulta comprensiblemente difícil referirme, en la más estricta privacía, al tema de su segundo párrafo. No, no es que encuentre escaso para las ochocientas páginas habituales el material que integraría el cuarto volumen relativo a Ruiz Cortines. Sucede que a mi juicio -que no es concluyente y debe cotejarse con el suyo y, quizá, el de nuestros amigos de Empresas Editoriales- conviene esperar unos años antes de publicar este tomo, que encuentro igualmente bueno en términos literarios pero mucho menos interesante que los anteriores. La época está demasiado cerca para ser historia y demasiado lejos para resultar actual. Sus grandes protagonistas siguen vivos y actuantes o bien han perdido todo relieve.

La gran importancia del volumen -importancia que en este caso limita desgraciadamente la extensión de su público- es para la historia del teatro en México. En su gran mayoría las cartas describen los ensayos y puestas en escena de 'La Capilla' y de su excelente programa de televisión; los problemas de 'montaje' del restorán, los conflictos con la Federación Teatral... todo esto en detrimento de la espléndida y amplia crónica de la vida mexicana que alienta en los tomos anteriores. Naturalmente hay infinidad de ensayos y observaciones agudísimas y, como siempre, páginas de prosa magistral (pienso por ejemplo en unas consagradas a la muerte de su perro King).

Al atreverme a recomendar un aplazamiento en la publicación me guío...

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