La nocion de constitucion en el analisis de la experiencia perceptiva *.

AutorFern

Resumen: En este artículo se pretende explicar en qué consiste el problema de la constitución en el marco de la experiencia perceptiva y defender su vigencia. Se muestra cómo el problema, de raíces kantianas, ha sido abordado en las principales tradiciones filosóficas del siglo xx ejemplificándolo en tres figuras centrales: Husserl, Cassirer y Carnap, y que el tratamiento husserliano configura un nuevo escenario. Aunque en la actualidad el término 'constitución' prácticamente haya desaparecido de la filosofía contemporánea, apoyándome en las claves interpretativas que ofrezco pretendo mostrar que este hecho no significa que el mencionado problema no siga siendo un importante objeto de estudio en la filosofía de la percepción y, en general, de la mente.

Palabras clave: fenomenología, noema, filosofía analítica, modo de presentación

Abstract: In this paper I try to explaín what the problem of constitution in the framework of perceptual experience consists in, and also to argue that this problem continues to be in force. Through three key philosophers --Husserl, Cassirer, and Carnap-- it is shown how the problem, which has Kantian roots, has been treated in the main philosophical traditions of the twentieth century, and furthermore, how the Husserlian approach sets up a new scenario. Although at the present time the term 'constitution' has practically disappeared from the philosophical scene, on the basis of the interpretative clues here offered I try to show that this fact does not mean that the alluded problem does not continue to be a significant subject in the study of perception and the mind.

Key words: phenomenology, noema, analytic philosophy, mode of presentation

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El problema de la constitución se presenta con la eclosión del representacionalismo en la filosofía del siglo XVII, aunque, propiamente, su articulación se encuentra por primera vez en la filosofía de Kant. Ya en el siglo xx este problema se plantea en las tres grandes tradiciones filosóficas de su primer tercio: en la fenomenología, especialmente en Husserl; en el neokantismo, especialmente en Cassirer, y en lo que finalmente vendría a ser la tradición analítica, especialmente en Carnap. El problema, que afecta a tres áreas de la filosofía --la ontología, la epistemología y la filosofía de la mente--, desaparece posteriormente de la agenda filosófica por razones diversas, de las que nos ocuparemos sintéticamente. Sin embargo, como se argumentará, en realidad tiene plena vigencia, y el hecho de que no sea "visible" en el panorama filosófico actual se debe a que, por así decir, se presenta "camuflado". Previamente se defenderá que, en el tratamiento del problema de la constitución en el ámbito de la percepción, el punto de inflexión principal se encuentra en la fenomenología husserliana, pues, como se verá, es finalmente ésta la perspectiva bajo la cual puede mostrarse la vigencia del problema.

En la primera sección se explicará de un modo preliminar cuál es el problema de la constitución, y en la última se mostrará por qué ha de considerarse vigente el problema. En las tres secciones intermedias, el problema de la constitución se presenta, respectivamente, en el contexto de las tradiciones kantiana y neokantiana, analítica (Carnap) y fenomenológica (Husserl). Es necesario realizar con cierto detenimiento este recorrido histórico por varias razones. Ante todo, hay que tener en cuenta que la noción relevante de constitución no se presta bien a una caracterización general o abstracta, y se precisa examinar los diversos contextos filosóficos en los que aparece para asegurarse de que no son meras convenciones terminológicas las responsables de que agrupemos ciertas cuestiones filosóficas bajo un rótulo común, sino que está justificado ver que en esos contextos existe una problemática común bajo diversas formas. Pero, además, el intento de quitar la pátina que con el tiempo se ha acumulado sobre esa problemática tiene un interés propiamente filosófico si, como aquí se defenderá, es cierto que el problema de la constitución sigue vigente, pues esa historia pone entonces de manifiesto cuánto hay de superficial o artificioso en la separación de corrientes filosóficas que en la actualidad parecen habitar mundos distintos.

  1. ¿Cuál es el problema de la constitución?

    El problema de la constitución se plantea cuando se sostiene que aquello de lo que se es inmediatamente consciente --por ejemplo, y especialmente, en la percepción-- no son objetos del dominio público, como puedan serlo los objetos materiales, sino entidades subjetivas. Bajo el supuesto de que, finalmente, la percepción nos pone de algún modo en contacto con los mismos objetos (los mismos en un sentido intersubjetivo), y dado que, según es ampliamente reconocido, el conocimiento, especialmente el conocimiento científico, es intersubjetivamente compartido --acerca de algo compartido--, se trata de explicar cómo es esto posible. Una posibilidad, en principio, es considerar que los objetos del dominio público están "constituidos" de alguna manera por o a partir de las entidades subjetivas inmediatamente accesibles a la mente. El problema es, entonces, explicar en qué consiste esa constitución.

    Siendo el problema de la constitución el que es, se presenta históricamente, al menos en forma latente, cuando aparecen las teorías representacionalistas de la percepción; sin embargo, se muestra con particular fuerza en Kant y en buena parte de la filosofía que se desarrolla bajo su influencia. Como es sabido, para Kant, debemos rechazar que los objetos de la percepción y el conocimiento --aquellos sobre los que versan nuestros juicios verdaderos-- sean objetos que transcienden nuestra experiencia sensorial --unos objetos que están "tras" ella--, ni pueden, desde luego, ser esos objetos las entidades no conceptualizadas que según los empiristas constituían lo dado a la conciencia. En el primer caso, puesto que --según Kant-- no tenemos acceso a tales entidades, serían imposibles los juicios verdaderos y el conocimiento. En el segundo lo serían igualmente, aunque por una razón distinta: la corriente de la experiencia sensorial "desnuda" es completamente caótica e indiferenciada. Así, los objetos de nuestros juicios (incluidos los juicios de percepción) y del conocimiento no existen con independencia de nuestra capacidad de formular tales juicios, sino que son "constituidos" cuando los datos sensoriales no conceptualizados se enmarcan u organizan dentro de las estructuras a priori que hacen posible el juicio.

    Como puede verse, en el marco kantiano la constitución afecta directamente, por así decir, a los objetos de los juicios y el conocimiento. Sin embargo, el problema experimenta un giro crucial cuando se articulan explícitamente teorías de la intencionalidad y se defiende además --como ocurre con Husserl-- que la intencionalidad no es, por así decir, cosa de dos (sujeto y objeto), sino que involucra un tercer elemento. Al menos esto es lo que se defiende en el presente trabajo.

  2. Constitución del objeto de la percepción y constitución del objeto del conocimiento empírico: Kant y el neokantismo

    En su revelador libro A Parting of the Ways (2000), Michael Friedman rastrea las raíces kantianas de la filosofía contemporánea centrándose especialmente en tres grandes figuras de la filosofía del siglo xx: Cassirer, Heidegger y Carnap. La presente sección y las dos siguientes comparten el espíritu de esa obra de Friedman con la importante diferencia de que, en lugar de centrarse --como en ella ocurre-- en la cuestión del lugar de la lógica en la filosofía, se ocupa de la cuestión de la constitución --sólo de paso mencionada en aquella obra--, circunscrita sobre todo al ámbito de la percepción. El efecto más inmediato es que es imprescindible tratar la contribución de Husserl --que ocupa un lugar relativamente menor en el libro de Friedman--, lo que comporta tener que enfocar con nitidez una tradición filosófica distinta de la kantiana. En contraposición, se puede dejar de lado la figura de Heidegger, en cuya filosofía la percepción ocupa --por razones teóricas que no vienen al caso-- un lugar menor.

    Consideremos, para empezar, un ejemplo sencillo con el fin de plantear un aspecto central del problema que nos ocupará. Supongamos que dirigimos nuestra mirada intencionadamente a la puerta de una casa y que vemos allí sentado a un perro. Lo que hemos percibido, podríamos decir, es un animal, más precisamente un perro. Esta descripción del estado de percepción es, obviamente, una descripción según la cual el objeto percibido se describe utilizando un concepto (perro). ¿Es adecuado describir así nuestra percepción visual? Si en algún sentido lo es, ¿en qué sentido exactamente?

    Nótese que no planteamos el problema de si es adecuado describir aproximadamente del modo indicado el juicio que sobre la base de nuestra mirada podríamos haber hecho sobre lo que está ahí sentado en la puerta de esa casa. Alguien que posea el concepto de perro y en quien se cumplan las condiciones adecuadas --ambientales (como luz suficiente) o personales (como suficientemente buena vista)-- puede sin duda hacer ese juicio y aceptarlo, formando la creencia perceptiva correspondiente. Pero nosotros indagamos por la experiencia perceptiva misma y quisiéramos, si es posible, permanecer neutrales acerca de la cuestión de si, de algún modo, el juicio forma parte de la experiencia perceptiva.

    Al tratar de sintetizar lo que sobre el problema puede decirse desde la filosofía kantiana, es preciso advertir enseguida que no se encuentra en Kant una doctrina de la percepción como una unidad temática, sino que es preciso buscarla realizando un ejercicio de reconstrucción que requiere entrar en delicadas cuestiones de interpretación sobre multitud de temas y tesis kantianas (como la sensibilidad y sus formas a priori, el papel de la imaginación, el contraste entre formas de la intuición e intuiciones formales, la doctrina de las...

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