Noche y Día/ Stephen King y Nostalgia del Pasado

AutorSergio González Rodríguez

Inspirado en la parte inicial de "Corazones en la Atlántida" (Plaza & Janés, 1999) de Stephen King que reúne cinco nouvelles o relatos largos sobre el miedo, la angustia y el sentido del fracaso en la sociedad estadounidense de la segunda mitad del Siglo 20, el director Scott Hicks ha tramado una película cuyo título en español tiende a falsear, como suele suceder, el contenido esencial del relato que encara.

Nostalgia del pasado habla más de la vigencia circular de un episodio clave que sucedió años atrás algo tan decisivo que cambió la vida del protagonista , que de un impulso suspirante por lo que ya no existe. Cabe citar que nostalgia significa "anhelo de cosas o personas que no están presentes"; "deseo de estar en casa, sufrimiento por estar separado de la propia familia o casa", de acuerdo con Guido Gómez de Silva (Breve diccionario de la lengua española, FCE/Colmex, 1988). Dicho matiz es relevante porque, al ser soslayado, la historia del autor de Corazones en la Atlántida que retoma Scott Hicks para la pantalla se disuelve en la mera trivia, ese territorio pantanoso de ligereza e ineptitud en el que se hunde la opinión rutinaria en la prensa acerca del fenómeno fílmico, al que suele verse como un simple espectáculo bajo su ídolo, el entretenimiento y no como lo que implica en verdad: un acto cultural por excelencia.

Nostalgia por el pasado narra la historia del encuentro entre un hombre mayor y un niño. De varias formas, se trata de un relato de aprendizaje en la vida, que se ofrece a partir de un secreto compartido entre los dos personajes: la naturaleza extraña de algunas personas con dotes clarividentes metáfora de lo excepcional y la fatalidad que los envuelve. Como en otras obras de Stephen King, la fuerza de su literatura proviene de la habilidad para equilibrar el misterio y lo que será revelado al desenlace.

La película tiene su eje dramático en la actuación del magistral Anthony Hopkins, que asume el papel del viejo Theodore Brautigan desde una sobriedad y equilibrio sorprendentes, ya que desprovee del acartonamiento sobrenaturalista que tiñe al personaje creado por Stephen King, cuya linealidad se vincula a la de los héroes típicos de la science-fiction estadounidense, siempre en el límite del patetismo inverosímil.

El cineasta Scott Hicks colaboró a desproveer su adaptación de riesgos inmanejables cuando decide transformar un relato de giros fantásticos en una puesta en escena de algunas mitologías originadas medio siglo...

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