Noche y Día / Revistas en Crisis

AutorSergio González Rodríguez

Este 18 de enero se realizará en la Ciudad de México el Segundo Congreso Iberoamericano de Editores de Revistas, cuyo objetivo central será analizar las posibilidades de expandir el sector en lo que atañe a circulación, distribución e inserciones publicitarias. Este último rubro se encuentra muy deprimido en México, pues mientras en países europeos como Alemania las revistas ocupan un 30 por ciento de todo el mercado publicitario, acá sólo se dispone de un poco más del 3 por ciento (María Eugenia Sevilla, "Buscan revisteros cómo crecer", Reforma, 14 de enero de 2004). ¿Por qué, entonces, hay una gran oferta de revistas, en particular de las que se dedican a fomentar el alto consumo, las carteleras de tiempo libre, el ocio, el espectáculo?

Sin duda, las revistas de consumo hedonista en México (ese distingo cultural que Alexandre Kojeve detectó desde 1968 en la sociedad japonesa como un cambio que se impondría a nivel global) siguen un patrón metropolitano, que buscan imitar sin pizca de originalidad. Esto es intencional, porque la época se desenvuelve bajo las ventajas de la copia y el síndrome de la piratería, en particular, la que incumbe a las ideas. Se trata, en consecuencia, de seguir una tendencia de impacto planetario.

Dicha tendencia impone contenidos de fusión e intercambio entre las esferas de la moda y el arte, el consumo y la publicidad, el esteticismo sexy y las develaciones del cuerpo masculino y femenino (que a veces rompen las fronteras de los roles tradicionales hacia prospecciones transgenéricas, andróginas, trasvestistas, de promiscuidad electiva en los gustos sexuales).

Mientras algunas revistas de tal sector se vuelcan a la idolatría y el fetichismo de la moda, lo juvenil, la sobreabundancia corporalista, una y otra vez al servicio de una estética de la firma, del diseño de alto prestigio, donde la fotografía predomina sobre los textos, otros impresos intentan establecer un equilibrio entre las imágenes y la propuesta escritural. En ambos casos, sin embargo, se detenta el imperativo de la lógica publicitaria, por lo que los anunciantes han pasado a ser quienes dirigen, deciden y sancionan los contenidos. Y si antaño los editores ejercían el mando, ahora éste lo tienen los ejecutivos del área comercial.

Podría proponerse una hipótesis: desde que se impusieron en las revistas mexicanas el perfil consumo-hedonista y el predominio comercial, se ha visto incrementar la competencia, la unanimidad de contenidos y la reducción...

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