Noche y Día / Pensar contra la realidad

AutorSergio González Rodríguez

En días pasados, llegó a mis manos un libro estupendo de aforismos, Es el decir el que decide, escrito por Armando González Torres. Dividido en cinco secciones, se habla allí de personas y animales, de la escritura, de la sustancia noticiosa, del arte del soliloquio, del quebranto de la fe, o de la fuerza verbal, temas siempre necesarios.

En esa obra leo: "A pesar del sonido ensordecedor de las televisiones, de la labia, de la hipocresía, del chayoteo, del perreo, de la prisa inconfesable por cerrar la edición acumulando horrores y mentiras, a pesar de todo, la esperanza no guarda silencio. Como se ve, la esperanza invita a desdoblarla en acción, la cual comienza con el uso de la palabra.

La semana anterior soñé que un amigo, quien se había metido a la política sin ser lo suyo, decidía abandonarla porque de pronto descubrió que, siendo de "izquierda la capital mexicana, le parecía inaceptable que la totalidad de sus habitantes no lo fuera. En sueños, he de confesar, suelo ser más ingenioso que en la vida diurna, y recuerdo que lo cuestioné: "disculpa, amigo, pero lo que tú enumeras como logros zurdos (libertades sexuales, aborto, uniones gay, desnudos públicos, etcétera), son reivindicaciones del neoliberalismo que dices combatir, vaya contradicción. El sueño terminó cuando comencé a defender la convivencia en pluralidad ideológica y se negaba a oírme porque él tenía la razón.

Leo ahora en el libro de González Torres: "En esos crematorios, vertederos, osarios, fosas sépticas, desagües sin fin, agujeros sin salida, hubo alguna vez una palabra.

Otro día soñé que una colega me decía: "mi investigación es perfecta, lo único que me falta es comprobarla. Le dije: "entonces, está lejos de ser una pesquisa perfecta. Ella me replicó: "buscaré testimonios que la demuestren, así sea en el octavo círculo del infierno, donde están los mentirosos por interés. Recuerdo que afirmé, a punto de despertarme por la risa: "comprendo, como dijo Mark Twain: "Nunca permitas que la verdad obstaculice una buena historia...". Me interrumpió, histérica: "pero...

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