Noche y Día / El despertar de la Fuerza

AutorSergio González Rodríguez

Que la película-franquicia El despertar de la Fuerza haya recaudado más de mil millones de dólares en los primeros doce días de su estreno en todo el mundo, significa poco para la cultura fílmica y todo un récord para los negocios de la máquina cinematográfica global.

Dirigida por J.J. Abrams, maestro de las historietas predecibles, la cinta ha sido blanco de las ironías incluso del propio creador del concepto, George Lucas, que cuestionó la propuesta retro-futurista, en realidad, un relato hecho para explotar la sensiblería nostálgica de un público que fue niño al estrenarse La guerra de las galaxias en 1977 y creció con la fantasía de duelos y espadas de luz, y toda la mercancía derivada de los lineamientos de una Fuerza Primigenia: forma laica y anglosajona de nombrar a Dios en un universo transtemporal en el que pugnan el Bien y el Mal a través de la raza humana y otras especies extraterrestres o artificiales.

Desde el punto de vista del entretenimiento de cariz lacrimógeno, tendencia narrativa inaugurada por Toy Story (1995) de John Lasseter, la cinta de Abrams (que la mercadotecnia insiste en mantener con su título en inglés para remarcar el influjo post-colonial), nada tiene de novedoso, ya que aparte de los momentos oportunistas de emotividad y acción, la dinámica del relato sigue el molde acostumbrado del cine industrial de los últimos años: un dinamismo de lo que se narra a partir de la estética agresiva de los videojuegos, los efectos especiales y el manejo de los decibeles elevados con el consecuente efecto de vértigo.

Como instruye la psicología inductiva, el uso hábil de los estímulos audiovisuales impulsan al consumo compulsivo de comida y bebidas chatarras, lo cual cierra el círculo de lo predecible en la propuesta de diversión de la máquina cinematográfica global.

En México, las cadenas de exhibición llegan a obtener hasta el 60 por ciento de sus ingresos de la dulcería conexa, y los productos de consumo que explotan alcanzan precios de cerca de 300 por ciento más costosos que en una tienda...

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