Noche de campo en el Degollado

AutorJuan Carlos Sagredo

El Teatro Degollado luce distinto. Entre sus localidades centenares de personas, 640 según los organizadores, se acomodan parsimoniosamente.

Aquí y allá pueden observarse los más diversos estilos de vestir: una señora de short cruza la pierna cómodamente, mientras una pequeña con uniforme escolar coloca la mochila sobre las piernas de su madre, mujer vestida con una colorida blusa verde de algodón y pantalón de mezclilla.

La clásica imagen del recinto con sus espectadores bien peinados se cae a pedazos, hoy lo que abunda son los vestidos del día.

Los hombres, mujeres, niños y jóvenes partieron directamente de la oficina, la casa, la escuela, el taller mecánico o cualesquiera que sean sus lugares de labor o convivencia para visitar el magno recinto que este día "es gratis".

Hay un ambiente de parque, de día de asueto, de hecho hay espectadores plácidamente dormidos en la butaca mientras el barítono Alejandro Lazzarini interpreta la "Aria de Onégin", de Tchaikovsky, acompañado del pianista jalisciense Sergio Hernández.

Otros ni siquiera parpadean, el adulto mayor de gorra...

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