No lo va a saber nadie

AutorAle del Castillo y Vanessa Job
Páginas133-140
133
A MÍ NO ME VA A PASAR
III
No lo va a saber nadie
Por Ale del Castillo y Vanessa Job
I
WapoWeb y BoyLover se conocieron en la red, hablaron sobre
sus gustos, intercambiaron material y luego comenzaron a planear.
BoyLover pondría su casa, un departamento bien ubicado en
Querétaro; WapoWeb pondría los somníferos para los niños, no le
costaba nada porque en el hospital ese tipo de medicamentos está
a su alcance.
Eligieron a niños de la calle porque nadie está al pendiente
de ellos, porque no tienen familia y porque si ellos dicen algo…
nadie les va a creer.
En la calle suceden muchas cosas.
Subieron al auto y comenzaron la excursión, buscaban un
alto con dos limpiaparabrisas. Se puso la luz roja y ahí estaban
ellos, dos niños de no más de 9 años.
WapoWeb y BoyLover se portaron buena onda, los invitaron
a jugar PlayStation y a pasar un buen rato entre dulces, refrescos y
papas. Cualquier cosa sería mejor que limpiar parabrisas.
Aceptaron.
Los niños se subieron al coche sin imaginar lo que vendría.
Los cuatro llegaron a la casa de BoyLover en Calzada de los
Arcos, una de las zonas más bonitas de Querétaro. Era una casa
limpia, todo estaba en orden. Nada de platos sucios en la cocina, el
piso lustrado y ni rastro de polvo en los muebles de madera.
Había dos dormitorios, en el dormitorio principal una cama
y en la cama una la colcha de colores azul, blanco, verde, amarillo
con los dibujos de unas hojas estampadas.
Comenzó la fiesta, entre comida y PlayStation. Aquella pare-
cía una tarde de suerte.
BoyLover y WapoWeb dejaron que los niños se emociona-
ran con los videojuegos y mientras disfrutaban mirándolos. Poco

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