'No puede hacerse ficción del pasado'

AutorYanireth Israde

La arqueóloga Linda Manzanilla despeja enigmas del pasado con la meticulosidad y la perspicacia de una detective forense atenta a cualquier indicio, microscópico o de mayor tamaño, que revele la identidad de quienes ocuparon un sitio; de dónde provenían, qué hacían allí, qué comían y hasta si estaban o no expuestos al sol.

Mediante análisis geofísicos, químicos, genéticos, pictóricos, botánicos y de lapidaria, entre muchos otros procedentes de diversas disciplinas, ha revelado la efervescencia multicultural y el laborioso trajín de los barrios que formaron la portentosa Teotihuacán, urbe de 20 kilómetros cuadrados que fue habitada por 125 mil personas, en su momento equiparable a Roma, Constantinopla o Alejandría.

Durante 13 temporadas de excavación estudió exhaustivamente Teopancazco, centro regido por nobles teotihuacanos que auspiciaban caravanas hacia Veracruz y de regreso.

Las tensiones en esta megalópolis multiétnica y corporativa, dirigida por un co-gobierno enfrentado con las élites de los barrios, como ha propuesto la investigadora, hicieron arder la ciudad en una revuelta cuyo fuego consumió templos y recintos de poder hacia el 550 después de Cristo. Fue el principio del fin, tras 350 años de convivencia.

"Detecto áreas de actividad, como si fuera detective forense. Qué pasaba en cada cuarto, en cada espacio arquitectónico. Cuáles restos de actividad quedaron, tanto microscópicos como macroscópicos. Eso es emocionante: armar el rompecabezas de qué cosas pasaron en cada espacio me encanta", dice en entrevista la autora de 32 libros, al tiempo que enfatiza el carácter excepcional de la megalópolis, pues ciudades mayas o zapotecas, como Montealbán, fueron gobernadas por individuos concebidos como deidades, mientras en Teotihuacán los grupos sociales resultaron más importantes que los individuos.

COLMADA DE EMOCIONES

Nacida en Nueva York hace 70 años, su técnica de trabajo le granjeó ser la primera mexicana en ingresar a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, y su minucioso y sistemático método de excavación ha dejado escuela.

"He formado a muchísimas generaciones en la excavación, que es como la cirugía de la corteza; somos cirujanos muy precisos: es básico que aprendan a excavar bien", dice.

"Si uno no excava bien, no puede salir una buena interpretación del pasado; el pasado no constituye un campo de anécdotas. Somos parte de un proceso de cambio de las sociedades, y Teotihuacán, como fenómeno urbano -el primer gran...

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