Ellos no pierden las ganas de jugar

AutorTeresa Martínez

Marisa, Manuel y Santiago Ortiz Granados atesoran los pocos juguetes que tienen en un rincón de su hogar, adornado con papeles de colores y estrellas que brillan en su cuarto, un tejabán.

Los pequeños viven en la Colonia Renacimiento, en García, con sus papás, Ezequiel y Francisca, en un humilde hogar. Una parte tiene paredes de concreto y techo de lámina, donde hay dos camas y una modesta cocina. Las ventanas no tienen vidrios.

"Cuando hace frío ponemos unos cartones", cuenta Santiago, de 6 años.

Atrás hay un tejabán que resguarda dos camas donde duermen Marisa y Manuel, unos cuates de 9 años que cursan cuarto de primaria.

"(Cuando dormimos) ahí atrás nos echamos tres cobijas", comparte Manuel.

En un rincón, Marisa tiene a sus muñecas Monster High. Se las regaló un medio hermano del lado paterno que a veces los consiente con juguetes.

Francisca tiene una sencilla estufa que no usa por falta de gas. Los frijoles los cocina con leña, en una parrilla montada sobre bloques de cemento.

Con su esposo se dedica a vender golosinas y fritos sobre un triciclo. Recorren la Colonia Renacimiento, asentamiento irregular donde viven, y Hacienda Renacimiento, sector con casas de interés social.

Cuando juntan dinero van al centro de Monterrey a surtir, pero esto les lleva todo el día, por lo que la mayoría de las veces van al centro de García.

"Hay veces (que) batallamos, las ventas están muy bajas, lo mínimo saco 200, pero de ahí sacamos para el sustento de la casa", dice Ezequiel optimista.

"(En Navidad) mis papás a veces me regalan un juguete chiquito, a veces comida", comenta Marisa, quien va con su familia al comedor Casa Samuel, donde los viernes reparten despensa y alimentos a 110 madres de familia, beneficiando a 165...

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