?No hay palabra que contenga el horror de la muerte de un hijo?

- En ?El Deshabitado? escribe de los hechos tras el asesinato de su hijo y otros jóvenes; será su última novela

Sonia Sierra

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 13 (EL UNIVERSAL).- En un intento por nombrar lo que no tiene nombre, por recuperar el poder de sanación de la palabra, el escritor y activista social Javier Sicilia escribió la novela ?El Deshabitado? (Grijalbo y Proceso).

Como lo hizo con la poesía ?nunca más, tras el asesinato de su hijo y seis de sus amigos en marzo de 2011, volvió a escribir un verso?, ya no volverá a escribir otra novela. Esta es la última y es una vuelta hacia los dos años que siguieron a aquellas tres palabras que resumen su ?desgracia absoluta?: ?Mataron a Juan?.

Fue en la Abadía de Saint-Antoine, en Francia, donde decidió escribir esta historia: ?Hacia el final de la estancia en El Arca, entró mi hija con mi nieto y en ese momento me dije: ?Tienes que escribir. Tienes que dar cuenta de eso??.

Fue poner en orden dos años de experiencias brutales, internas, a la par de la historia que vivió con víctimas de todo el país con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

El libro intercala por capítulos la historia que siguió a los asesinatos de Juan Francisco y sus amigos, con lo que vino para Sicilia cuando llegó a El Arca, en la abadía francesa. Se intercalan también los hechos que vivió el país con el pensamiento y la literatura.

?El Deshabitado? se presenta hoy a las 18 horas en el Museo de la Ciudad de México.La novela es una manera de tomar distancia?

De tomar distancia. No creo en la objetividad, incluso la historia objetiva está pasada por la subjetividad del historiador o la historiadora. Prefiero, como soy escritor, moverme en algo que es más rico en posibilidades de mirada que es la literatura.¿Cómo fue narrar esos hechos? ¿a dónde lo llevó ese ejercicio?

Fue muy difícil, una experiencia como la mía, como la de muchas víctimas, es una experiencia de lo innombrable. Suceden universos de angustia, de amor, de sufrimiento, de intuiciones oscuras. Llega un momento en el que uno se detiene y pregunta: ?¿Cómo nombro esto para circunscribirlo, para contenerlo?? La narración, la palabra es una contención de algo; nombra y delimita. Era la necesidad, frente a todo este universo desproporcionado, de buscar la palabra adecuada para hacerlo accesible a la razón. Y por otro lado la parte de sanación que tiene la palabra; lo permite con un sentido, un significado que los acontecimientos de esa narración no lo tienen...

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