'En el diseño no hay musas'

AutorSergio R. Blanco

Para el diseñador español Xavier Mariscal (Valencia, 1950) no existen las musas.

Sólo después de investigar, aislarse y embeberse en el trabajo, puede que surja un atisbo de ingenio, que sólo llega en medio de toda esa atmósfera de concentración, asegura.

"La gente de la calle, que no tiene que saber lo que es diseño, se piensa que viene alguien y dice: 'Mariscal, cuando estés inspirado me haces una silla'. Y esto es todo lo contrario al diseño", narra en entrevista.

Agarrándose el cabello al hablar, se levanta y toma una de las muchas sillas mira look diseñadas por su oficina el año pasado para la empresa Amat-3, y que ahora son presentadas en México a través de la galería Estudio Lofft (Tizapán), uno de los motivos por los que visita la Ciudad.

Con su creación en la mano, Mariscal, reconocido internacionalmente por idear a "Cobi", mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, y a "Twipsy", símbolo de la Expo Hannover 2000, cuenta que en su oficio siempre hay muchos limitantes a los que atenerse.

En el caso de este lúdico asiento, detalla, el fabricante le pidió "únicamente" un mueble apilable con una carcasa de plástico, cuatro patas de aluminio enganchadas con tornillos, y con las medidas estándar alemanas, para que cualquier trasero pueda caber en él.

"A partir de todo esto empiezas a diseñar. En realidad, ya tienes una gimnasia, una manera de trabajar, y ahí, en mitad de toda la concentración, de repente puede ser que te venga esa chispa, y a eso, si quieres, le puedes decir que es inspiración", define.

Un año de trabajo con su equipo de 30 personas le llevó a crear un respaldo lleno de agujeros irregulares y asimétricos, reminiscencia de las antiguas sillas de terraza hechas con mimbre.

"Luego, a posteriori, me dicen que se parece a la obra de Gaudí. Pues puede ser, pero no era mi intención", dice quien conoce muy bien Barcelona y su arquitectura desde que en 1970 se trasladó a la ciudad condal para comenzar sus estudios de diseño gráfico en la escuela Elisava.

En su opinión, la clave del diseño es revolucionar, sorprenderse primero a uno mismo, y después al mercado y a la gente.

Para ser coherente en esta profesión, agrega, hay que tratar siempre de ofrecer algo nuevo, atreverse a romper con los moldes, e ir en contra de lo que dice todo el mundo.

"No hay ninguna verdad ni única ni tampoco una verdad que dure más de tres minutos. Esto es muy fácil entenderlo si observamos el código de los científicos. Cualquier teoría es eso, una...

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