Si no se mueven, no salen

ENFOQUE / Especial

En la era del cambio, el poder presidencial está limitado, por las circunstancias y su propia contención, ha perdido áreas de control. Una de las más visibles, casi desde el inicio del sexenio, es la sucesión presidencial, antes constreñida al "timing" del Ejecutivo y a la feroz competencia entre los integrantes del gabinete. Ahora, ya no hay tapados y el presidente Fox poco puede hacer para contener los destapes y autodestapes, dentro y fuera de su partido. Persisten: el agrupamiento de intereses y la lucha interna dentro de los partidos.

Vicente Fox cumple hoy dos años de haber protestado al cargo de presidente de la República, apenas cubrió el primer tercio de su sexenio, y "ya se desataron las campañas por el 2006, aunque lamentablemente no se preestablecieron nuevas reglas", afirma el politólogo José Fernández Santillán.

El modelo que operaba la sucesión presidencial cambió y sus manifestaciones son claras, como lo explican los analistas políticos Alfonso Zárate, Lorenzo Meyer, Jorge Buendía, además de Fernández Santillán.

Antes tapados. Ahora, ya hay destapes y autodestapes.

Antes el Presidente en turno era el gran elector. Ahora "ni en su partido va a designar candidato", asevera Lorenzo Meyer.

Antes "el Presidente controlaba la variable tiempo y decía en qué momento iniciaba su sucesión, que coincidía con el Quinto Informe de Gobierno". Ahora "la sucesión comenzó sin que Vicente Fox marcara los tiempos", considera Alfonso Zárate.

Antes, era fundamental seguir aquel consejo del extinto líder vitalicio de la CTM, Fidel Velázquez: "El que se mueve, no sale en la foto". Ahora, es a la inversa: "el que no se mueve no sale en la foto", dice Jorge Buendía.

Antes había reglas no escritas. Ahora, "no existen normas, ni escritas, ni no escritas", insiste Fernández Santillán.

A Lorenzo Meyer no le sorprende que la sucesión presidencial haya iniciado en el segundo año de gobierno de Fox.

"Me extrañaría que fuera igual (que antes), porque eso sería pensar en la existencia del antiguo esquema. Entonces ya no tiene sentido estar aplicando las formas de análisis anteriores. El marco en que se va a dar es completamente distinto", apunta el analista político, historiador e investigador de El Colegio de México.

"Me parece que es lo normal. George Bush ya piensa en la reelección del 2004 cuando todavía no lleva ni la mitad de su mandato. Lo que me sorprendería es que siguiera siendo igual que antes, porque estamos en un proceso de nuevas normas".

-Que el Presidente hable de su sucesor de manera tan anticipada, ¿ya había ocurrido?

-No, pero no me asombro de nada. Me parece normal; lo asombroso sería pensar en las formas antiguas.

-¿Es necesario establecer normas para las precampañas presidenciales y, por ende, para la sucesión?

-Al interior de los partidos, pues ellos definirán. Hay algún momento en que tiene que empezarse antes de las normas. Para ese momento ya debió haber señales de ganas. Hay una etapa en la que no puede haber normas, que es la actual.

Los síntomas

José Fernández Santillán alerta que "es un riesgo" que no se hayan establecido reglas a la sucesión presidencial.

Explica: "En vez de que estemos pasando a un periodo de transición, estamos yendo a la descomposición política, a que las facciones se deshagan entre ellas, ya hay síntomas de enfrentamiento degradativo".

Para el doctor en ciencia política por la Universidad de Turín, que algunos prominentes políticos estén ya en pos de la candidatura presidencial del 2006 revela que "hay una lucha tremenda por el poder y a la vez es un síntoma de democratización. Pero preocupa porque no estamos actuando dentro de reglas establecidas, y éstas se inventan según la coyuntura. Además, no hay antecedentes de competencia desatada entre varios partidos por la primera magistratura; sólo los hay entre un solo partido".

El mismo Fernández Santillán, catedrático de la Universidad Iberoamericana, expone algunos factores por los que cree que el Presidente ya no tiene consigo el control de todas las variables de la sucesión presidencial.

"Antes, el Presidente controlaba, contenía a las facciones, y cuando éstas se desataban por las precampañas presidenciales, se sabía que el Presidente estaba debilitado, porque no era capaz de controlar a sus subordinados. Ahora es más difícil, porque los subordinados no están en su gabinete o su partido, sino en otros".

-¿Sigue siendo vigente la frase de "el que se mueve no sale en la foto"? -se le pregunta a Jorge Buendía, investigador del ITAM y doctor en ciencia política por la Universidad de Chicago.

-Ahora vivimos en un régimen plenamente democrático, en el sentido de que todo aquel que demuestre tener la fuerza electoral suficiente, puede aspirar y ganar la nominación de su partido. Más todavía, a diferencia del pasado, hoy el que no se mueva no sale en la foto, porque las candidaturas cada vez más se eligen a través de elecciones primarias en los partidos. En el PRD, en el PRI así será, y en el PAN ya tienen contemplado que, por vez primera, sea una elección abierta a su militancia, claro, acotada a la militancia activa -aquéllos que ya aprobaron una serie de filtros y exámenes después de su afiliación inicial al partido, y que no equivalen a más del 20 por ciento del padrón actual del blanquiazul.

Con el esquema de elecciones primarias en los partidos, sostiene Buendía, resulta fundamental para los aspirantes ser populares.

"Si un aspirante a una...

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