No estudies Derecho

AutorJuan Jesús Garza Onofre

Cuervos, tiburones, aves negras, picapleitos, leguleyos, abogánsters, coyotes, tordos, chocarreros, pánfilos, chicaneros, pleitistas..., son tan sólo algunos de los apodos endilgados a quienes ejercen la abogacía. Y es que por todos es conocida la mala fama que distingue y caracteriza a los que ejercen esta profesión. Tal parece que cualquier persona sin excepción prefiere evitar a los abogados antes que acudir a su auxilio por voluntad propia y de buena gana. Como con los sepultureros o los enterradores en los panteones, queda claro que el encuentro con un abogado para nada resulta una experiencia gentil, grata y reconfortante.

Manifestando su incomodidad e inconformidad con el rol que ocupan en la sociedad y la forma en la que tratan a los clientes y los usuarios del sistema de justicia, a lo largo del tiempo y alrededor del mundo, las personas se han encargado de denostar al gremio abogadil al idear un sinfín de chistes y burlas al respecto. De manera completamente despiadada, pero al mismo tiempo de forma sutil y disimulada, la aversión social que provocan estos profesio-nales del Derecho es fuente de innumerables críticas que se ven reflejadas en cualquiera de las siguientes bromas:

¿En qué se parecen los abogados y los plátanos? En que no hay uno derecho.

¿Por qué los laboratorios que realizan experimentos decidieron usar abogados en vez de ratas? Por tres motivos: 1) los abogados son más numerosos; 2) los asistentes de laboratorio no se encariñan con ellos, y 3) hay en definitiva algunas cosas que las ratas no harían.

¿Qué tienen en común los abogados y los espermatozoides? Que sólo uno en dos millones realmente hace su trabajo.

¿Por qué los tiburones no atacan a los abogados? Por cortesía profesional.

En efecto, las dosis de realidad que revelan tales burlas y las convicciones generales sobre los abogados están tan enraizadas en el imaginario colectivo que, antes que descubrirse como inocentes ocurrencias sin otro ánimo más que provocar risas, terminan develando una profunda animadversión contra un gremio mezquino y deshonesto.

Los chistes que hay sobre este gremio parecen ser mucho más numerosos que los referidos a cualquier otro. Existe tanto material satírico al respecto que completar un libro de gran volumen sería una tarea sencilla. No es nada frecuente escuchar chistes sobre artistas, biólogos y químicos, o historiadores, ingenieros y arquitectos. Probablemente sobre médicos y sacerdotes también exista un vasto repertorio, lo cual es bastante significativo, ya que en estos casos se trata de profesiones que históricamente han servido para asegurar el mantenimiento de relaciones de poder y generar normatividad social en torno a un determinado sistema de jerarquías. No obstante, los estereotipos y las asociaciones inmediatas con las que se alude injuriosa y ofensivamente a los abogados en los chistes dejan ver un desprecio que no es posible distinguir de manera tan nítida hacia cualquier otra profesión.

¿Qué usa un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR