No te erices: conócelo

AutorMaría Fernanda Torres

Más que un cuerpo cubierto de púas, los erizos son animalitos bastante sensibles.

Por naturaleza, suelen ser nerviosos y solitarios, pero una vez que se acostumbran a ti se vuelven dóciles. Sin embargo, cada uno tiene su propia personalidad, así que no te extrañe encontrarte con algún huraño.

El erizo enano o pigmeo africano es la especie más común que se maneja; llega a medir de 10 a 22 centímetros de largo en su madurez y pesar de 400 a 700 gramos.

"Este roedor, a diferencia de la mayoría, en lugar de pelo en todo su cuerpo tiene espinas en sus costados y en la espalda, que le ayudan a defenderse de otros animales", explica el médico veterinario zootecnista Raymundo Cantú Cavazos.

Su principal característica es que levanta sus púas cuando se asusta o se siente amenazado.

"Pega la nariz a su ombligo para encorvarse, apunta sus espinas en todas direcciones y empieza a respirar de manera muy rápida. Esta hiperventilación le permite hacer vibrar su espalda para mover sus espinas de arriba hacia abajo, como un mecanismo de defensa", señala.

De aquí la importancia de tu interacción con el pequeño mamífero. Al principio, a la mayoría de los erizos no le gusta que les acaricien las espinas. Así que empieza por sostenerlo suavemente, deja que explore tus manos y brazos para que se familiarice con tu aroma. Considera que su nariz es su sentido más activo.

Cuando se dé cuenta de que no representas una amenaza, comenzará a sentirse cómodo contigo, y una vez que entre en confianza podrás tocar cuidadosamente su espalda.

Dale tiempo para que aprenda a subirse a tus manos. La forma recomendada de levantarlo es sosteniendo sus costados con las manos en forma de copa.

"Al tomarlo, conviene estirar las manos para que tu piel se tensione, y en caso de que se erice, las espinas no te entren fácilmente", comenta Cantú, mientras recomienda evitar el uso de guantes para cargarlo, ya que la persona no sabrá cómo manejarlo sin protección.

La experiencia puede ser dolorosa, como cuando te encajas una aguja o un puño de agujas, pero no te pasa nada.

"No hay que reaccionar con miedo ante un piquete; sólo lavar bien la herida porque las espinas pueden tener bacterias", advierte.

Sin embargo, aunque no te haya picado, es importante lavarte las manos después de manipularlo, como con cualquier otra mascota.

"Lo recomiendo como mascota para adolescentes. Por su apariencia tierna, a las niñas les encanta", indica al respecto el especialista.

Una vez que se acostumbra a...

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