Más niños bailarines

AutorMariana Montes

MONTERREY.- Más allá de la conmovedora historia planteada por Billy Elliot, la película estrenada en México en el año 2000 sobre el chico que conquista el sueño de convertirse en bailarín de ballet, el filme mostró una realidad: todavía pesaba el estereotipo de que esta disciplina artística no es para los niños.

"La película fue un parteaguas, los niños comenzaron a ver como posibilidad estudiar ballet", dice el maestro Alejandro Jáuregui, profesor de la Escuela Superior de Música y Danza.

Actualmente, la institución pública tiene 36 inscritos en danza clásica, una demandante carrera de 16 semestres, con planes especiales para hombres que duran 8 semestres.

Pero detrás de los números están las experiencias de algunos "Billy Elliots" que Jáuregui afirma conocer de primera mano.

Unos 20 años atrás, relata Jáuregui, los pocos niños que estudiaban ballet le contaban que su círculo de amigos era nulo porque en la escuela sus compañeros no aceptaban que bailaran. Incluso, hubo quienes ocultaron que tomaban las clases.

"Hoy, la aceptación ha mejorado nacional y localmente. Los chicos tienen amigos en sus colegios que saben que son alumnos de ballet, pero -y aunque son menos- todavía hay niños a los que les hacen bullying", comenta el maestro.

A esta aceptación, quizá ha contribuido también el éxito de bailarines mexicanos, como los hermanos Isaac y Esteban Hernández, con sólidas trayectorias en el extranjero.

CONTRA EL ESTIGMA

Roberto Machado, también docente de la institución regiomontana, delinea las tareas a cumplir para eliminar la mentalidad que deriva en comentarios discriminatorios y animar a los niños a aprender la disciplina.

"Buscamos que desde más temprano, desde la infancia, se comience a tener conciencia. Que los padres de familia sepan que es una carrera seria y difícil donde se dedican muchas horas de trabajo y se desarrolla el carácter y la fuerza de los chicos.

"Verán que el pensamiento del ballet como algo lírico y etéreo que no es para hombres, es equivocado".

También es importante, recalca, que se rompan los mitos en torno a las instituciones de enseñanza de las artes, que tienen fama de elitistas. Para esto, la clave es el acercamiento.

Si a las escuelas donde los niños cursarán su educación básica, padres y madres asisten para pedir informes, lo mismo aplica si sus hijos expresan el deseo de ser bailarines, dice Machado; deberían acercarse a los planteles y pedir informes sobre los programas, los talleres, los beneficios que...

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