Nigeria en llano mexicano

Fotos Yessica Sánchez

Salieron de Nigeria aún adolescentes tras el sueño de jugar futbol profesionalmente, primero en uno de los equipos importantes de Europa, después donde sea, y en su búsqueda llegaron a México hace 18 meses, desde entonces ponen su talento al servicio de los equipos llaneros que los invitan a jugar a cambio una 'ayuda económica'.

Eniye Acraka, Augustine Tochukusu Nwoko, Ortega Víctor Deniran, y Rubben Adeola Ibidoku, han recorrido mundo con tal de figurar en un equipo profesional, mientras esperan su oportunidad sobreviven en los llanos capitalinos y circunvecinos, donde destacan por las condiciones que una vez los hicieron seleccionados juveniles.

"Nosotros nos conocimos en Nigeria hace como ochos años, jugábamos en el mismo equipo, y teníamos al mismo promotor. Fuimos seleccionados Sub 14 y Sub 16, y los cuatro jugábamos en la Primera División de mi país", explicó Eniye, el más grande del grupo, con casi 21 años de edad.

El boom del futbol nigeriano, cuyo éxito internacional más sonado fue el título olímpico en 1996, provocó una oleada de futbolistas de esa nacionalidad a las principales ligas europeas, sin embargo, no para todos la fórmula funciona.

Buscan la oportunidad

Juntos desde el inicio de la aventura, los africanos participaron en torneos juveniles con su selección en Holanda e Italia, donde el club Reggina de la Seria A mostró interés por sus servicios, pero sin ofrecer un contrato, por lo que regresaron a su país y luego llegaron a México.

"Nosotros venimos a México porque tenemos un amigo nigeriano aquí que es también amigo de nuestro promotor (Monday Ogbonaya), y éste nos invitó para participar en un torneo en Monterrey, pero de los 18 jugadores invitados sólo venimos nosotros cuatro", apuntó Augustine.

Sin saber español, y como único referente de México los nombres de Hugo Sánchez, Jorge Campos, y Cuauhtémoc Blanco, así como el paso por América del camerunés Oman Biyik, y el zambiano Kalusha Bwalya, el cuarteto de nigerianos emprendió la rápida adaptación.

"Cuando llegamos no hablábamos nada de español, y poco a poco con los amigos en la calle aprendimos primero puras groserías, nos decían que 'chinga a tu madre' era algo bueno, y lo repetíamos. Aprendimos rápido porque estábamos siempre con los jugadores."La comida tampoco nos gustaba y cuando nos invitaban a comer tacos nos negábamos, porque en Nigeria no comemos tortillas, pero ahora nos gusta el pastor, carnitas o suadero", confesó Augustin

Del...

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