Nieve y cultura en Briançon
| Autor | Alfredo Martínez e Isabel Silva |
Uno de los destinos de gran tradición para esquiar, cuna de los deportes invernales, son los Alpes.
Deslícese con sus esquís atravesando bosques y disfrutando de espectaculares paisajes donde las montañas se suceden unas detrás de otras en Serre Chevalier, en la parte francesa de la cordillera.
Combinación única
Si además del esquí le interesa conocer el arte y la historia de esta región, le recomendamos hospedarse en Brianìon; ésta es la ciudad más alta de Europa.
Los primeros grupos que se establecieron en los valles de Serre Chevalier fueron los visigodos, luego los francos y los lombardos.
En 1024 la zona pertenecía al Delfinado y era parte del Principado de Brianìon. En 1339 tenía 2 mil habitantes.
Brianìon es una lugar rico en patrimonio arquitectónico, fue designado como "Ville d'Art et d'Histoire", y ha sido visitada por grandes personalidades como Franìois I en 1537, Luis XIII y Richelieu en 1629.
Por su ubicación geográfica como paso natural de montaña y por ser frontera con Italia, ha formado parte de importantes sucesos, desde el paso de Napoleón, hasta la realización del "Tour de France", la afamada prueba ciclista.
En 1343, Brianìon se convirtió en la capital de la República de los Escartons. A lo largo de su historia fue asediada en múltiples ocasiones por sus vecinos italianos, lo que la convirtió en una ciudad amurallada a partir de 1692 (las murallas fueron construidas por encargo de Luis XIV).
Aquí el tiempo se quedó atrapado entre sus callejuelas y relojes de sol.
A lo largo de sus dos calles principales se ubican restaurantes de cocina tradicional donde se puede disfrutar de un delicioso fondue o una raclette, o hacer compras en sus tiendas de ropa, de minerales, en sus relojerías y en sus chocolaterías.
Patrimonio religioso
Otro lugar que no puede perderse en Brianìon es L'église des Cordeliers, del Siglo 15, un edificio habitualmente cerrado al público, por lo que la mejor forma de visitarlo es en un tour que dura hora y media.
La historia de esta iglesia y convento se conoce gracias a 12 cartas; la primera data de 1378 con el sello del Papa Clemente VII y es una autorización para que los monjes se establecieran en la villa; la última habla de dos importantes donadores del recinto, Jacques de Montmaur (Gobernador del Delfinado) y Antoine Tholozan (jurista de Brianìon).
Su estilo arquitectónico se caracteriza por elementos romanos y góticos, sin embargo, la joya de esta iglesia radica en los murales que decoran la...
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