Una niña bien... mala / Sexy Buen Fin

Como cada año, El Buen Fin terminó desquiciando a todo el país.

El tráfico estuvo terriblemente desesperante, las aglomeraciones en las tiendas fueron asfixiantes y todo para que al final nos topáramos con los miserables descuentos que ofrecían todas las tiendas departamentales.

En fin, justo me encontraba yo en una de esos conglomerados humanos acompañando a una de mis mejores amigas a comprar un par de curiosidades, cuando descubrimos que en el mismo centro comercial los descuentos habían llegado incluso hasta una sex shop y corrimos a comprar un par de juguetitos que nunca está de más tener en la mesita de al lado de nuestra cama...ya saben...para alguna emergencia, jajaja.

Aunque ya casi me conozco todos los instrumentos de placer, estos lugares fetichistas nunca dejan de sorprenderme. Nunca imaginé poder encontrar tantos trajecitos tan divertidos y sexys, y uno que otro juguete que, acompañado de sus respectivas pilas, no dudé en apartar para llevarlos conmigo.

Obvio, ansiosa como soy, moría por ir probando uno a uno y, a falta de tener en ese momento a alguien junto a mi para irlos probando, me dispuse a poner una película sexosa y a disfrutar de mis trofeos del Buen Fin.

Ya saben, todo a media luz, chimenea encendida, tele con poco volumen, bastante lubricante y ¡a gozar!

En eso me encontraba yo, probando como buena profesional todos y cada uno de los auto regalos que me había obsequiado yo misma, cuando alguien tocó a mi puerta interrumpiendo mi momento de apapacho.

Por supuesto, con el ambiente partido y bastante frustrada, salí a ver quién osaba entrometerse en aquel tiempo para mí misma y vaya sorpresa que me llevé cuando me topé con un antiguo amiguito cariñoso que había decidido ir a visitarme justo ese día sin avisar.

-Hola, perdón por caer así, pero es que ya no tengo tu teléfono, pasaba por aquí y se me ocurrió desviarme a ver si te encontraba.

Entre risas y una que otra miradita pícara, le comenté que no había podido caer en mejor momento y lo invité a pasar para que me ayudara a estrenar un par de sorpresitas que casualmente tenía alistadas.

Nunca olvidaré sus ojos de sorpresa cuando entró a mi habitación y se topó con aquel ambiente afrodisiaco.

-Se ve que te estabas divirtiendo.

-Pues apenas comenzaba, pero ahora me divertiré más...

De un beso lo callé, dejé caer mi bata y le quité la ropa.

Mi desesperación por ya tenerlo a mi disposición hizo que le arrancara un par de botones a su camisa, aventé su cinturón y, entre...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR