Una niña bien... mala / Los Juegos del Sexo en Llamas

Sí, ya sé, a veces puedo llegar a sorprenderlos con mi cursilería, pero las películas de Los Juegos del Hambre me pueden encantar, así que aproveché el fin para ver la nueva "En Llamas" y nunca imaginé que literalmente terminaría así.

El sábado fue uno de esos días en los que no estaba de humor para ver a nadie y preferí salir sola a distraerme por ahí antes de llegar al cine, pero mientras daba vueltas por el centro comercial, un tipo raro y con una mirada penetrante comenzó a aparecerse a donde yo iba.

Un poco nerviosa, entré a la sala, me acomodé en una orilla y me dispuse a disfrutar de la peli.

Todo iba perfecto, yo estaba metidísima en la trama y, casi media hora más tarde, llegó alguien que se metió justo en mi fila y se sentó junto a mi.

-¿No te molesto si pongo mi refresco aquí?

¡Nada más molesto que alguien interrumpiéndote justo en medio de plena película en el cine!

Por supuesto no lo pelé y seguí viendo aquellas escenas como si ni existiera, sin embargo, aquel hombre insistía en hacer comentarios una y otra vez, hasta que decidí voltear a callarlo, pero justo antes de que pudiera decirle nada, me di cuenta de que era aquel freak que me había estado cazando toda la tarde.

Mi primer impulso fue salir corriendo de ahí, pero sin que pudiera evitarlo, su mano derecha comenzó a subir por mi pierna hasta alcanzar a levantar levemente mi falda y aquella acercamiento sorpresivo me paralizó con una extraña sensación entre nervio y placer que no pude resistir.

Mientras más subía aquella mano intrusa entre mi ropa y mi pierna, más se elevaba mi excitación y más ganas me daban de que aquel completo extraño continuara, por lo que, mientras mi piel se enchinaba, yo fingí que no me daba cuenta de nada y continué mirando la pantalla.

Al notar mi reacción, aquel hombre se atrevió a tocarme un poco más hasta lograr enganchar sus dedos a mi tanga, de un jalón me la quitó y la envolvió en su muñeca.

Solté un gemido y al verlo descubrí su mirada sobre mi boca, me acerqué más a él, levanté el brazo del asiento y lo besé.

¡Ya no había vuelta atrás!

Yo estaba más...

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