Neruda: Isla Negra y La Chascona

AutorEfraín Salinas

FOTOS: Walter Shintani

EL NORTE / Enviados

Isla Negra

La frase en la puerta de entrada, tallada en un tablón, sigue siendo elocuente: "Regresé de mis viajes, navegué el espíritu que le da vida a esa casa".

Los restos del poeta y de su esposa Matilde Urrutia tardaron 19 años en descansar en esta isla para cumplir la voluntad del escritor. Apenas en 1992 llegaron a su casa más nombrada.

El pueblo es pequeño, sin mayor atracción que la de un mar violento y lleno de rocas.

Entrar a la casa es lo mismo que abordar un barco. El techo es cóncavo; las puertas, pequeñas y pesadas.

Los enormes ventanales enseñan el mismo mar que tantas tardes inspiró al poeta chileno.

En la sala cuelga su colección de mascarones de proa. Mujeres talladas en madera que adornaban las embarcaciones y por las que Neruda sentía una gran fascinación.

María Celeste, la favorita, parece buscar con los ojos de vidrio a su dueño. Dicen que en las noches de invierno lloraba... Un efecto de la humedad en la madera.

En el exterior, una gigantesca ancla de 3 metros escolta las tumbas del poeta y su última esposa, Matilde.

Aunque Neruda falleció en 1973, poco tiempo después del golpe de Estado (algunos dicen que murió de tristeza), sus restos permanecieron en Santiago hasta hace 12 años.

La Chascona

Por Efraín Salinas

FOTOS: Walter Shintani

EL NORTE / Enviados

La Chascona

Matilde Urrutia fue el amor más significativo que tuvo Pablo Neruda. Su casa en Santiago es un homenaje a ella.

"Chascona" quiere decir despeinada, como le llamaba de forma cariñosa.

El lugar sirvió de refugio para sus encuentros amorosos, en 1953, y después se convertiría en el hogar de la pareja.

Un retrato de Matilde hecho por Diego Rivera se vuelve el principal centro de atracción, sin dejar de lado los jardines que llenan de verde (su color favorito) o los detalles que Neruda imprimía a su casa, el lugar que ya de por sí es mágico.

El cerro de San Cristóbal es una especie de mirador oficial de Santiago. Quizá por eso Neruda encontró en La Chascona un lugar que le regalara un poco de nostalgia.

El barrio Bellavista es el preferido por estudiantes e intelectuales, que se congregan alrededor de la casa azul.

El 23 de septiembre de 1973, a pocos días del golpe de...

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