NEGRO Y CARGADO / 'Uno y uno'

AutorJosé Israel Carranza

Recientemente se anunció que empezaría a funcionar el "uno y uno" en Santa Tere. Ya desde semanas antes habían ido preparándose algunos cruces de calles, repintándolos, colocando señales, poniendo topes, así que los automovilistas íbamos practicando el sistema aun antes de que nos lo mandaran. Pero, apenas se hizo oficial, y como ocurre ante cualquier medida impuesta por la autoridad, la reacción primera fue repelar, quejarse -lo cual dice mucho acerca de las relaciones entre ciudadanos y autoridad: los primeros vemos siempre con desconfianza lo que decide la segunda, sospechando de modo instintivo que detrás de esas decisiones hay intenciones ocultas o negocios turbios, improvisaciones u ocurrencias, y este recelo se explica por la experiencia acumulada de padecer efectivamente eso, disparates, malhechuras, trácalas y sinsentidos, por parte de gobernantes desgobernados y en forma de políticas mal pensadas y ejecutadas peor-. Acaso los vecinos de la zona y los conductores que por ahí pasamos habríamos terminado por acomodarnos al "uno y uno" si nunca nos hubieran dicho que ya estaba jalando, como suele pasar en los cambios más significativos en los comportamientos sociales, que no precisan de ninguna publicidad y sencillamente los adoptamos. (En el centro de Tlaquepaque, para no ir tan lejos, hay "uno y uno" desde que yo tengo memoria, y no hay más que circular por ahí para acatarlo sin dificultad).

El principio operativo de esta regulación del tránsito es muy elemental y, por lo mismo, no implica más que dos condiciones indispensables para funcionar de manera óptima: en primer lugar, que todos los conductores estemos al tanto de que hay otros conductores circulando en las calles por las que atravesamos -nosotros vamos, al aproximarnos a una esquina hay también otros que vienen-, y, derivada de esta condición, que ningún conductor (ni los que vamos ni los que vienen) sea cretino ni imbécil -por lo común son términos equivalentes, pero en una situación como ésta conviene la distinción: si soy cretino y quiero seguir siéndolo, más me vale no ser además imbécil, si no quiero jugarme la vida y poner en riesgo la de los demás-. Es todo lo que se necesita para el "uno y uno", y en ese sentido no se trata de un sistema demasiado distinto del que ha regido a lo largo de generaciones en gran parte de la ciudad: la prelación de paso para las calles que corren de oriente a poniente y de poniente a oriente, o, como decimos aquí, saber cuándo se tiene...

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