NEGRO Y CARGADO / '¡Quiero creer!'

AutorJosé Israel Carranza

Fue la emocionada respuesta del senador poblano Alejandro Armenta al periodista Jaime Maussan cuando éste anunció, en pleno 15 de septiembre, que comenzará en el Senado "el proceso de iniciativa de Ley para los Fenómenos Anómalos no Identificados para el Sector del Derecho Espacial Ultraterrestre". "¡Quiero creer!", pujó el senador -impulsor de la iniciativa, ha de entenderse-, cuyo timeline en X (antes Twitter) lo muestra como un creyente activo del régimen, de su movimiento, de sus candidatos y, sobre todo, de su propia personita (como todo buen político que se respete: en México jamás se ha visto uno que dude o recele de sí mismo).

Seguramente quisieron también creer los diputados que, el martes pasado, recibieron al afamado investigador en una audiencia pública organizada por un correligionario del senador poblano, el diputado Sergio Gutiérrez Luna, a quien se vio alborozado y curioso (ganoso de creer) asomándose a los cajones donde Maussan llevaba sus evidencias -y habrá que precisar que no es la primera vez que el Congreso se pone a querer creer así, pues ya en 2016 el mismo Maussan fue invitado por legisladores del PRI a montar en el recinto una exposición ("artística") cuyo tema eran los llamados "agroglifos", es decir, los dibujos misteriosos que aparecen en los campos de cultivo y cuyo origen frecuentemente se atribuye a inteligencias venidas de otros planetas.

Y lo cierto es que deben de sumar millones los mexicanos que también quieren creer, habida cuenta de que éste es un pueblo históricamente abocado a la credulidad, a la voluntad de erigir siempre ilusiones y esperanzas desmesuradas sobre cualquier mentira y por más desengaños y chascos que nos haya devuelto nuestra terca realidad. Es más: casi no hay patraña en la que no seamos capaces de creer, desde la homeopatía hasta la Selección de futbol, pasando por las farsas de la democracia y los comales que no pegan -también hay muchas cosas que no creemos, por ejemplo que las leyes existen para cumplirse, pero ése es otro asunto-. Así que las excitantes gestiones legislativas de nuestro principal ufólogo son perfectamente comprensibles y no parece que estén en absoluto fuera de lugar. Peores cosas se han visto en la vida pública de este país, y a este respecto yo recuerdo siempre automáticamente el drama del asesinato de Ruiz Massieu, los huesos hallados en la finca "El Encanto", la desaparición (hasta la fecha) del diputado Muñoz Rocha y el fiscal que quiso resolver el misterio...

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