NEGRO Y CARGADO / El mapa

AutorJosé Israel Carranza

Hace un año nos lo perdimos, tal vez porque a estas alturas seguía rigiéndonos la precaución que nos hacía pedir casi todo a domicilio. Le hemos ido bajando, de entonces acá, y hace ya algunos meses que volvimos a caminar la cuadra y media hasta la tiendita -el repartidor que venía, un día nomás ya no se vio: acaso lo más inquietante de estos tiempos se cifra en las ausencias repentinas, y por ello no nos animamos a preguntar por él-. No hubo la nueva normalidad que nos contaron: sólo el paulatino regreso a esas excursiones por leche, pan, crema, y algunos sábados unos lonches de pierna. Con esa normalidad nos basta.

Lo que nos perdimos, iba diciendo, fue el obsequio anual de la tienda. (La "tiendita", hay que decir siempre que uno se refiera a estos establecimientos: su función indispensable en la vida del barrio, así como el carácter entrañable que por lo general llegan a adquirir, exigen el diminutivo afectuoso). Un calendario. Es el modelo 226 de los que produce la empresa Calendarios LEN, que tiene 50 años (estas informaciones constan debajo del cromo, en una franja azul que separa a éste del anuncio de la tiendita y del calendario propiamente dicho). La última vez, a fines de 2019, el cromo fue el cuadro donde Jesús Helguera representó al niño que, con un libro bajo el brazo, lleva de la mano a la Patria y la guía por un paisaje con los volcanes de fondo. (En la esquina de las calles de Filomeno Mata y Tacuba, en la Ciudad de México, había un puesto de periódicos donde se conseguían los calendarios con reproducciones de cuadros de Helguera: ojalá todavía esté).

Esta vez el cromo -quiero creer que lo escogió el don de la tiendita- es una Guadalupana, una recreación de colores algo recargados cuyo autor se permitió ciertas libertades: una profusión de rosas y nubes, un marco dorado, listones con los colores patrios, dos angelitos además del que figura en el original, y la leyenda "Bendícenos, Madre mía" en lo alto. La imagen tiene relieve, lo que sugiere la intención de enfatizar la presencia de la Virgen con el recurso de la tercera dimensión. El dibujo es delicado y, en suma, el conjunto está bien logrado. Pero no son éstas las únicas razones por las que de inmediato llegó a ocupar su lugar en la cocina, en el clavito que pasó todo el 2021 perezoso, luego de que lo hubo desalojado el calendario 2020 de Helguera.

Claro, está el fin publicitario del producto: entre el cromo y el calendario viene el anuncio, con...

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