Narra Monge relato violento

AutorOscar Cid de León

Digamos que Germán Alcántara Carnero es un hombre que nació, creció y se reprodujo en la violencia, que es el eje de El cielo árido, de Emiliano Monge, y que a través de él documenta la historia de un lugar cualquiera de una Latinoamérica, o un México, salvaje. Que el personaje, como su contexto, se entiende sólo a partir de la furia y de la sangre.

Tiene que ver con el País actual, pero no sólo eso, advierte el autor en entrevista; de sus páginas -que recorren a flashazos la vida del protagonista desde su nacimiento, 1901, hasta su muerte, 1981- se desprende todo un ciclo de violencia que ha marcado a un territorio como el mexicano, aunque no es México. Porque no es en realidad ningún territorio y a la vez es todos los posibles en América Latina, una región que registra el 46 por ciento de los asesinatos violentos del mundo, a decir de Monge.

Germán Alcántara Carnero, entre caudillo y sicario, es tan sólo uno de tantos violentos.

"La novela trata de plantear lo difícil que es escapar del ruido del entorno, que es muy complicado que la moral que se trata de imponer desde un centro político realmente gobierne a los hombres cuando el entorno es distinto", dice Monge.

Y ante esa contradicción, el personaje lucha por dotarse de un marco moral que le permita asimilarse en su violencia. Es un hijo de puta -ha matado al padre, por ejemplo, y quemado una iglesia con sus feligreses dentro-, pero a la vez un inocente, víctima del contexto.

"En ese sentido, la novela despoja al lector de los preceptos morales con los que ha crecido", añade el autor que, tras Morirse de memoria, tiene con El cielo árido su segunda novela, lanzada por Mondadori después de ganar el Premio Jaén.

La vida de Alcántara Carnero es narrada a partir de...

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